Leonardo Boff*
La cuestión del agua dulce es indiscutiblemente tan importante como el cambio en el régimen climático (calentamiento global). De ella depende la supervivencia de toda la cadena de la vida y, en consecuencia, de nuestro propio futuro.
El agua puede ser motivo de guerras así como de solidaridad social y cooperación entre los pueblos. Más aún, como quieren importantes grupos humanistas, en torno al agua será posible y seguramente habrá que crear un nuevo pacto social mundial que genere un consenso mínimo entre pueblos y gobiernos con vistas a un destino común, nuestro y del sistema-vida. La creciente escasez de agua dulce podría poner en peligro la vida en el planeta.
En la reciente conferencia de Nueva York con motivo del Día del Agua (22/3) se dio la voz de alarma: “existe el riesgo de una inminente crisis mundial del agua que afecte a 2.000 millones de personas…
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