Opinión: Socialismo con peculiaridades chinas

(Con motivo de la visita a Panamá del viceministro Li Mingxiang, del Departamento Internacional del Comité Central del PCCh, Hotel Sheraton)  19 de mayo de 2023.

Por Julio Yao*

Su Excelencia Señor Li Mingxiang,

Amigos todos:

Un análisis de las peculiaridades del socialismo chino nos mueve a preguntar:  ¿Por qué el PCCh necesita explicar este tema? ¿Por qué es importante hoy hacer esta distinción?

El socialismo chino tiene una personalidad propia, un sello que lo distingue de otros procesos de desarrollo.

Aunque no siempre se señale, el socialismo chino tiene profundas raíces en su historia antigua.  La misma eleva a principio de gobierno fundamental el objetivo de lograr la felicidad del pueblo — no la del emperador — que es la tarea prioritaria de todo socialismo hoy.   

En la memoria histórica de China están las enseñanzas de sus grandes filósofos, desde Lao Tsé, Confucio y Sun Tzu, contemporáneos en el siglo VI antes de nuestra era, que sentaron las normas éticas, políticas y militares de la nación, que han prevalecido a través de la historia.

Pero es la revolución bajo Mao Ze Dong la plataforma que lo inicia, lo explica y justifica todo.

Durante mucho tiempo, “las tres generaciones del grupo de liderazgo central del partido, con Mao Ze Dong, Deng Xiaoping y Jiang Zemin como núcleo, llevaron al partido a explorar y estudiar continuamente el tema principal de la construcción del socialismo.”

Deng Xiaoping consideraba que era legítimo y deseable perseguir la riqueza; buscar la inversión extranjera; aumentar las producción y asegurar el bienestar general.

Pero es el pensamiento de Xi Jinping la expresión fiel del marxismo-leninismo, tal como se aplica en la actualidad, en tanto que se considera solo como “relevante” en su momento el aporte de Deng Xiaoping.

El socialismo chino se basa en el marxismo clásico adaptado a la realidad nacional e internacional.

El socialismo chino impacta a la nueva sociedad en los aspectos económico, político, social, cultural y ambiental, que son justamente los cinco pilares en los que se sustenta el socialismo.

En Holanda recuerdo haber participado en 1970, en el Instituto Internacional de Estudios Sociales de La Haya, en una conferencia del eminente sociólogo alemán, Norbert Elias, considerado entonces como el “nuevo Marx”. 

La sala estaba atestada de famosos académicos europeos que debatían sobre cuáles debían ser los objetivos del desarrollo. 

Cansado yo de escuchar dar tantas vueltas, le pregunté a la sala:  “¿Por qué no dicen simplemente que el fin del desarrollo es llevar la felicidad  a los pueblos?”  Quedaron todos estupefactos, pero nadie me respondió, incluyendo al “nuevo Marx”. 

Ahora nos enteramos que una de las peculiaridades chinas consiste no solo en hacer feliz al pueblo – un concepto milenario, como llevamos dicho — sino en darle todo el poder para que él mismo administre todo lo que existe. 

Las peculiaridades chinas incluyen construir a un país bello desde todo punto de vista, incluido  el ambiental. 

Como apuntala la teoría clásica de Marx, se debe eliminar la explotación, que es el origen de las clases sociales, la contradicción entre hombre y naturaleza, para restaurar la armonía entre ellos; la opresión de un sector social sobre el resto de la sociedad, en clase dominante, así como la desigualdad dentro de un mismo sector.

Es indispensable cerrar el trecho entre las crecientes necesidades y aspiraciones de la población a una vida mejor y el desarrollo desequilibrado. 

El socialismo con características chinas trata de construir una economía de mercado socialista y optimizar la asignación de recursos bajo el macrocontrol nacional.


A pesar de que la prosperidad común es un objetivo del socialismo, no todos se pueden hacer ricos a la vez, y habrá diferencias según  el sistema de incentivos.  Pero la pobreza y el igualitarismo no son signos de socialismo.

El presidente Xi Jinping hizo énfasis en la necesidad de no usar el poder contra otros  y, más bien, profesar un amor profundo a la gente.

El objetivo básico del socialismo es lograr  una sociedad “modestamente acomodada” y erradicar la pobreza extrema, una meta lograda casi en su totalidad”.

Es preciso “prestar atención a la equidad social, centrarse en elevar el nivel de ingresos de las personas de bajos ingresos, ampliar la proporción de personas de ingresos medios y regular los altos ingresos ilegales, para que todas las personas puedan compartir los frutos del desarrollo.”

No en vano fuentes independientes de Occidente registran una alta aprobación al gobierno por parte del pueblo chino.

Un  objetivo fundamental es la modernización socialista y la revitalización de China tras un largo letargo tras un milenio de glorias.

Sin democracia, no habrá socialismo ni modernización socialista.  Hay que, “promover la diversificación, la libre discusión, la libre creación y el desarrollo de diferentes escuelas y estilos, para que florezca el jardín cultural y compitan cien escuelas de pensamiento”.

Al mismo tiempo, “se debe absorber, aprender racionalmente todas las cosas buenas de la cultura extranjera.”  El socialismo chino no es xenófobo ni racista.

Es  indispensable, “emancipar la mente; buscar la verdad en los hechos y utilizar la práctica como único criterio para probar la verdad.”

Debe afirmarse el liderazgo del PCCh sobre las fuerzas armadas y adoptar un enfoque integral sobre la seguridad nacional.

A mi juicio, las peculiaridades del socialismo chino también se extienden a las relaciones internacionales; a saber, la búsqueda de un sistema multipolar que excluya todo hegemonismo e imperialismo, de manera que se alcance  un destino compartido de la humanidad.

Regreso a mi pregunta de por qué es importante hoy explicar el socialismo con peculiaridades chinas.

La Guerra Fría promovida por EEUU ha engañado al mundo con mentiras y difamaciones contra los países independientes como la Unión Soviética y China, pintando a la última como lo peor.

Para que otra Guerra Fría no nos sorprenda, es necesario conocer el socialismo chino a fin de que el mundo sepa que el Antiguo Reino del Medio no necesita guardar ningún secreto ni ocultar ningún misterio.

¡Muchas gracias!

*Analista Internacional, Presidente Honorario y Encargado del Centro de Estudios Estratégicos Asiáticos de Panamá; Agente de Panamá ante la Corte Internacional de Justicia.

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