Sentado en círculo con los rústicos peones de su hacienda Yásnaya Poliana, Leo Tolstói (1828-1910) el gran escritor ruso, les contó la siguiente historia que me permito resumir para ejemplificar cómo funciona la cabeza de un capitalista.
Había un campesino pobre, pero muy deseoso de poseer cada vez más tierra para cultivar y hacerse rico. Pensó: “Voy a hacer un pacto con el diablo. Este me va a dar suerte”, dijo a su mujer, que torció el gesto y le advirtió: “Marido mío, cuidado con el diablo, nunca sale nada bueno de un pacto con él; ese deseo tuyo de hacerte rico puede echarte a perder”.
Pero, ante la insistencia de su marido, resolvió acompañarlo. Así que partieron, llevando unas pocas pertenencias.
Supieron que lejos de allí había un grupo de gitanos que vendían tierras baratas. Y se encaminaron hacia aquel lugar. Cuando llegaron, allí estaba de pie el diablo…
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