La estrategia político militar del pueblo del Sahara Occidental contra el invasor marroquí

Se calcula que la población saharaui alcanza alrededor de 500 mil habitantes, con un territorio de más de 260 mil kilómetros donde establecer su república autónoma.

Ese pueblo de medio millón de personas enfrenta la ocupación política y militar de un Marruecos que cuenta 35 millones de personas, y con un ejército institucional de alrededor de 250 mil soldados. O sea, en los números, el desequilibrio de fuerzas en el conflicto es abismante.

Sin embargo, desde los 1970, el Polisario empleó la estrategia de la guerra de guerrillas, con la solidaridad de las fuerzas revolucionarias internacionales. Ello comporta una organización de las fuerzas propias destacadas para morder, acosar, hostigar permanentemente las numerosas tropas de Marruecos mediante acciones sorpresivas. De este modo, el ejército de liberación nacional saharaui obtuvo material bélico, prisioneros para intercambio y, a la vez, golpeaba la moral del enemigo en un teatro de operaciones dominado por grandes extensiones de desierto cruento. Luego de tantos años de esta práctica militar, proveniente de los más antiguos registros sobre el arte de la guerra en la historia de la humanidad, la monarquía marroquí, con la colaboración de la Israel sionista y los recursos financieros de Arabia Saudita, levantó el muro defensivo minado más extenso del planeta.

Los combatientes del pueblo saharaui se vieron impedidos de movilizarse a sus anchas, lo que los llevó a crear nuevas tácticas de lucha. Así, paulatinamente, y aprovechando el conocimiento profundo de las condiciones del terreno y la baja moral de las tropas marroquíes, las fuerzas saharauis se inclinaron por desactivar las minas antipersonales que abrazan el muro de la verguenza en medio de la noche, e instalar explosivos para destruir fracciones enormes de la muralla defensiva, mientras organizaban jornadas de entretenimiento con el fin de atravesar la pared gigante por los puntos escogidos.

El Frente Polisario del Sahara Occidental sacó tempranamente de sus movimientos las formas tradicionales de la guerra de posiciones o de ocupación permanente de terreno. Así, privilegió de manera eficaz las acciones destinadas al agotamiento del enemigo, mediante sorpresivos ataques de artillería, voladuras de tramos de la muralla; e ingreso a espacio marroquí por los sitios más insospechados para el enemigo.

La combinación virtuosa entre acción y rapidez, conjugada con una disposición y convicción de combate enormes de las fuerzas de liberación saharauis, provocó grandes derrotas al adversario. Además, se probó en los hechos que el muro no es inexpugnable.

En consecuencia, las ventajas decisivas para el Polisario han sido contar con la iniciativa ofensiva, lo cual impone el tiempo-espacio de los enfrentamientos a Marruecos; y saber perfectamente dónde se sitúan los enclaves enemigos, factor que el ejército marroquí desconoce debido a la movilidad de la guerra de guerrillas.

De acuerdo a las fuerzas militares de liberación saharaui, hoy la estrategia de Marruecos se limita a defender sus posiciones y rechazar las acciones relámpago. Y todo lo anterior, está determinado por los objetivos políticos del pueblo del Sahara Occidental.

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