Leonardo Boff*
Los cristianos celebran en Pascua aquello que ella significa: el paso. En nuestro contexto, es el paso de la decepción a la irrupción de lo inesperado. La decepción aquí es la crucifixión de Jesús de Nazaret y lo inesperado, su resurrección.
Él fue alguien que pasó por el mundo haciendo el bien. Mas que doctrinas introdujo prácticas, ligadas siempre a la vida de los más débiles: curaba ciegos,
purificaba leprosos, hacía andar a cojos, devolvía la salud a muchos enfermos, daba de comer a multitudes y llegaba a resucitar muertos. Conocemos su fin trágico: una trama urdida entre religiosos y políticos lo llevó a la muerte en la cruz.
Los que lo seguían, apóstoles y discípulos, quedaron profundamente frustrados con el fin trágico de la crucifixión. Todos, menos las mujeres que también lo seguían, empezaron a volver a sus casas. Decepcionados, pues esperaban que traería la liberación de…
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