Colombia. ELN propone amplia alianza de fuerzas populares frente a la ofensiva de las clases dominantes y el imperialismo

por Andrés Figueroa Cornejo

El Comando Central del Ejército de Liberación Nacional de Colombia, ELN, este lunes 4 de diciembre analizaron que, «Las clases dominantes y sus aliados del norte constriñen cada vez más la gestión del actual gobierno, mientras unos se atraviesan a las reformas en el Congreso, los otros hacen abierta oposición a cualquier asomo de cambio, oposición que va desde demeritar el reformismo gubernamental, hasta ensañarse con la imagen del presidente», y agregaron que lo anterior se traduce en un «acoso que lleva a Gustavo Petro a intentar una mejoría de su gobernabilidad por medio de hacer alianzas con los plutócratas dueños del país, lo que implica hacerles nuevas concesiones a costa de mutilar las reformas previstas en su Programa de Gobierno; recortes que hacen más difícil lograr la meta de pagar la deuda social, que genera una pérdida de credibilidad en la palabra del gobierno y una merma en la esperanza de que el cambio si va a ser posible por medio de actuar dentro de la legalidad estatal».

La organización revolucionaria evaluó que «La ofensiva de los de arriba contra el cambio se está recrudeciendo contra la política pública de paz, que en el caso del proceso con el Ejército de Liberación Nacional tiene su ruta de avance tomando como guía el Acuerdo de México, con el que se busca integrar a la sociedad en la formulación e impulso de una Agenda de transformaciones enfocadas en resolver las causas del conflicto social, político y armado». En este sentido, el ELN manifestó que la participación de la sociedad como parte de los diálogos con el gobierno de Petro son un «nuevo modelo de negociaciones de paz que deja atrás el viejo paradigma de pacificación, que ha actuado infructuosamente sobre las consecuencias del conflicto sin alterar sus causas. Modelo pacificador intentado múltiples veces, sin que haya traído a Colombia una paz estable y duradera», y añadió que,  «Las élites la han emprendido contra este nuevo paradigma, presionando al gobierno para que vuelva atrás y retome la fórmula pacificadora».

En clave de proponer alternativas frente a un panorama poco auspicioso para los intentos de cambio social, la insurgencia rojinegra planteó el establecimiento de «Una alianza entre las fuerzas populares (como) medio efectivo para hacer avanzar los cambios y las reformas democratizadoras, que se constituya en el núcleo fundamental del Gran Acuerdo Nacional, que va a garantizar sacar adelante una solución política del conflicto y acabar con el estado de Guerra Perpetua que sufre el país, con la convicción de que solamente la paz hará de Colombia una nación viable».

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