por Luz Marina López Espinosa 

La atrocidad del Genocidio que a los ojos del mundo comete el régimen israelí en Gaza desde hace tres meses con el declarado propósito de exterminar a la población palestina calificada de “animales humanos”, mayúscula insolencia que calculan los agresores los pone a salvo del Derecho Internacional que castiga el crimen de Genocidio contra humanos obviamente, tiene capítulos que han herido muy hondo la conciencia universal.

Uno de esos capítulos -el más – es la preferencia en matar niñas y niños, sabedor el sionismo de que en ellos radica la pervivencia de una resistencia que lleva setenta y cinco años sin visos de poder ser doblegada. No en balde los luchadores de hoy son los nacidos en 1948 y posteriores. Las escenas de estos crímenes, rebasan toda descripción. Muy rápido hay que pasar los ojos sobre ellas, tanto agreden nuestra humanidad. ¿Quién no siente propios las y los niños despedazados o mutilados que muestran esas escenas?

Pero hay otro capítulo de horror que, insólita paradoja, no ha tenido la suficiente repercusión, ya veremos las razones. Se trata del asesinato de periodistas, objetivo militar específico de los israelíes, alcanzando al día de hoy más de 116. Por eso los gremios que los representan hablan de una masacre de comunicadores y obvio ataque a la libertad de prensa e información.  Son crímenes de guerra, por ser deliberados en razón de la profesión, y ejercerla por fuera del control que pretenden imponerles las Fuerzas de Defensa de Israel. Al que sí acceden complacidas las grandes corporaciones comunicacionales de Occidente: CNN, Douche Welle, France Press y BBC entre otras, cuyos comunicados y noticias son aprobadas por el ejército autor de la barbarie.

Que es un ataque dirigido contra las y los periodistas que no se someten a la censura e informan la verdad de la operación de exterminio en Gaza y Cisjordania, lo dice la forma como han sido masacrados casi todos esos más de 116 comunicadores: no en el curso de los bombardeos indiscriminados contra los centros poblados de la Franja que han matado a más de treinta mil civiles. ¡No! Utilizando fáciles medios de geolocalización y las direcciones con las que de sobra cuentan, focalizan los ataques contra las residencias de los periodistas y sus familias. Y sobre las sedes de los medios para los que trabajan, dándose el caso de haber sido bombardeadas, matando a todos sus operadores, las instalaciones de la radiodifusora o televisora mientras emitían para el mundo.

La masacre se ha centrado en periodistas que trabajan para medios palestinos y el ensañamiento ha sido de tal brutalidad, que Adal Zorob cayó en su casa en Rafah ¡con veinticinco de su familia! Mohamed Abu Hatab, en su hogar en Khan Yunis, ¡con once miembros de su familia! Mohamed khalifeh murió junto con su esposa y tres de sus hijos. Mohamed khaireldine en un bombardeo a su casa en Beit Lahiya junto a doce miembros de su familia. Wael Dahdouh jefe de la oficina de Al Jazeera en Gaza, fue herido en el ataque donde murió su camarógrafo Samer Abudapa; seis semanas antes, la esposa de Dahdouh, sus hijos y otros familiares, habían sido asesinados. Botones de muestra apenas.

Por todo ello, la presidenta de la Federación Internacional de Periodistas Dominique Pradalié durante una manifestación este 13 de enero en París, indignada denunció que ante el silencio cómplice de Occidente, Israel tiene en marcha una campaña de eliminación física del periodismo que no esté adscrito a sus “fuerzas de defensa”. Reporteros Sin Fronteras, este 20 de diciembre presentó una segunda denuncia ante la Corte Penal Internacional por los 66 periodistas que tenía contabilizados asesinados en Gaza, resaltando que son crímenes de guerra. La primera denuncia de RSF ante esa Corte fue el 31 de octubre, cuando los soldados israelíes habían matado a siete reporteros.

Christophe Deloire, Secretario General de Reporteros Sin Fronteras, habla sin reparos de “masacre de periodistas”. Y resalta que los muertos en Gaza superan en mucho los asesinados en el resto del mundo durante el 2023. El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ en inglés) igualmente denunció esta carnicería sin antecedentes como algo escandaloso, reprochando que no produzca mayor reacción. Acusó a Israel además por la captura de veinticinco periodistas. A su vez, el presidente de la histórica Federación Internacional de Periodistas, declaró:“Este conflicto es el más mortífero para la prensa, desde que la FIP comenzó a registrar la muerte de periodistas en servicio en 1990”.

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