
A las 12:10 horas del lunes 14 de mayo de 1985, una bomba detona en el baño del Servicio de Acción Social de la Municipalidad de Lo Prado, en el sector poniente de Santiago. La explosión deja varias personas heridas de diversa gravedad, además de dos personas fallecidas: una funcionaria municipal de nombre Susana Sánchez Espinoza y restos de otra persona, a la cual no se pudo identificar debido a que resultó totalmente destrozada.
Meses más tarde, en octubre de aquel fatídico 1985, un juez determina que los restos humanos encontrados, correspondían a una joven de 19 años de edad, estudiante de la Universidad de Chile que provenía de Concepción, sobre la cual se había interpuesto un recurso de amparo, debido a su desaparición, precisamente el 14 de mayo. Su nombre: Tatiana Valentina Fariña Concha.
Tatiana había nacido en Concepción el 24 de diciembre de 1965, en el seno de una familia de origen proletario y de izquierda. Tras el golpe militar de 1973, su padre Raúl Fariña Medina, fallecido hace sólo unos pocos días atrás, fue exonerado por motivos políticos de la petroquímica de Chile en Talcahuano, quedando una familia de cinco hijos dependiendo del sueldo de la madre, la profesora básica, María Concha Sanhueza.
Tatiana luego de su paso por las JJCC, en la VIII Región, llega a Santiago a estudiar sociología (1984), se instala en San Ramón, al sur de la capital, incorporándose al denominado Frente Estudiantil del naciente Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), donde destacó por su responsabilidad y compromiso, llegando a quedar a cargo de la unidad en tareas de «recuperación económica».
Antecedentes del Caso (recibido por memoriaviva el 18-4-08).
«Fui compañera de Tati en la U., éramos del mismo curso y era mi amiga. Quiero decir algo que quizás puede ayudar algún día a esclarecer las circunstancias de su muerte. Recuerdo que el año 1990 salió creo que en el Diario la Tercera (una nota de pocas líneas) y también en algunas radios una noticia que hablaba de un agente de la CNI que estaba testimoniando haber visto a Tati en el cuartel Borgoña, ella estuvo una noche y se les murió por tortura y luego decidieron hacer aparecer parte de sus restos en el bombazo que estalló en la municipalidad de Lo Prado. Sé que esto salió en las noticias porque las escuché yo misma y compré ese diario, el que luego al pasar los años perdí.
Creo que eso avala completamente la tesis de la familia, de que ella pereció a manos de agentes del Estado, y habrán tenido sus razones para no iniciar juicios que investigaran al respecto. Pero yo no he perdido la esperanza de que se haga justicia y de que quienes la mataron paguen por sus crímenes. No puedo olvidar que el día que desapareció almorzamos junto a otro compañero de escuela en el casino de la Facultad de Arquitectura.
Muchas gracias.
Alba Maldonado Guzmán»
Fuente: Memoria Viva.









