
Durante mi estancia en el infierno carcelario de Stroessner fui testigo en varias ocasiones de hechos insólitos, algunos de ellos de carácter tragicómico, como el que contemplé en la Sala del Tormento, en el Departamento de Investigaciones en Asunción, en diciembre de 1974, donde estaban torturando al propietario de un toro llamado “Fidel Castro”. El campesino al que estaban torturando era de mi pueblo, San Lorenzo, y por su parte el animal era conocido en toda la zona por sus cualidades reproductoras.
Pastor Coronel, Jefe de la Policía Secreta del dictador, había comprado, para pasar los fines de semana, una casa-quinta que estaba colindante con la del campesino en cuestión, apellidado González. Una noche, una gran tormenta tumbó un árbol que servía de poste-lindero entre las dos propiedades, arrastrando la cerca de alambrado que las dividía. Durante la madrugada, el toro, con fama de excelente reproductor, se…
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