Abel Prieto

La Revolución Cubana se impuso en un país subordinado a los EEUU desde todos los puntos de vista. Aunque con fachada de República, éramos una colonia perfecta, ejemplar, en términos económicos, comerciales, diplomáticos, políticos. Y estuvimos cerca de serlo en términos culturales.
Nuestra burguesía miraba todo el tiempo hacia el Norte: de allá importaba sueños, esperanzas, fetiches, modelos de vida. Enviaba a sus hijos a estudiar al Norte, con el deseo de que asimilaran el admirable espíritu competitivo de los “triunfadores” yanquis, su estilo, su modo único y superior de instalarse en este mundo y de someter a los “perdedores”.
Esta “viceburguesía”, como la bautizó Roberto Fernández Retamar, no se limitaba a consumir ávidamente cuanto producto de la industria cultural de EEUU le cayera en las manos; no solo eso. Colaboraba al mismo…
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