Las dunas, esa inversión de futuro del Chile neoliberal

Por Mario Ramos

No pasaron 50 años y Chile se volvió un país extraño, lejano a como alguna vez lo rimara Gabriela Mistral, en un verso que aprendimos en los patios de las escuelas de barrio de aquel otro Chile, de la chita y cuarta, trompo, poetas, maestros chasquillas, artistas, narradores, obreros y pobladores, que construían un país para todas y todos.

Pero hoy nos sentimos ahogados por los pasos de un presente donde la inmensa mayoría vive acechada por el miedo, en una ratonera tendida por un sistema que tala el bosque nativo, inunda nuestras casas, cercena nuestros cerros, incendia territorios y ciudades, viola las biodiversidades y su hábitat. Con ganancias solo para la ínfima minoría, dejándonos sin agua, sin luz, donde no hay aire limpio, en este Chile neoliberal que nos llueve sobre mojado, y después incendiarnos, enfermarnos y terminar encerrados en las casas endeudadas.

Un país, donde somos un número en encuestas que nos miden las tasas de suicidio de jóvenes y viejos, donde poco importamos en este pavimento de pobres abandonados a la intemperie por un estado miserable al que le cercenaron su corazón.

Nos baten en la juguera de la competencia, mientras la misma elite de todos estos años hace borrón y sangre nueva, sangre que corre por el largo pétalo de nieve, mar y cielo, como lo decía el tal Neftalí Reyes.

Viviendo mutilados entre montañas castradas, cerros desaparecidos, ríos secos y bosques asediados por el extractivismo, como el pueblo de Caimanes, o los desbordes de relaves de El Mauro, de la Minera los Pelambres, en una amenazante acumulación de riquezas por desposesión, que va a dar a las empresas Chinas Españolas Canadienses o norteamericanas, dejando solo miseria y desolación en nuestros territorios, y sus habitantes, tal como lo vienen haciendo por más de 500 años.

Porque para ellos, o para el 1% de los de arriba en cada uno de los espacios de Chile están todas las riquezas o minerales que precisan, en un negocio, que las mineras saben, las inmobiliarias lo tienen más que claro: terreno baldío un negocio, casas viejas un negocio, las dunas de Con Con una tremenda oportunidad de inversión. Dejando un litoral sin árboles, arenas, humedales, totorales o dunas, sin pajaritos y culebras, solo cenizas y remodelaciones, entre mega rutas abiertas al saqueo, departamentos en cómodas cuotas, en un camino de la destrucción sin medida, al que le siguen llamando desarrollo.

Mientras por aquí abajo nos sigue lloviendo torrencialmente, pero con el maquillaje de las caretas progres y discursos feministas o frenteamplistas, que deja todo como estaba, coludido con una cadena de empresarios como Luksic, Julio Ponce Lerou, el yerno de Pinochet, y abogados como Hermosilla, políticos como Edmundo Pérez Yomas, que se robaba el agua, vendedores de información como los Mosciatti, y periodistas de los cuatro canales: todos capaces de hacer una cadena de oraciones monetarias para dar a luz a este otro enjambre de departamentos, magníficas moles para hacer la selfie del Chile cultural, el de ustedes también, posando sobre un edificios de lujo, de maravillosa vista al mar, para ver las puestas de sol de la endeudada pequeña burguesía arribista, que cuando explota el desastre, culpa solo al municipio, su alcaldesa, o la empresa contratista. Dejando al trasluz toda su ignorancia.

Por qué no siendo el estado quien construyó sobre las dunas o roquerías o humedales, es tan responsable como el mercado, que en nombre de la libertad, edifica en forma por costumbre ilegal, pero además, destruyendo la naturaleza, en su fe de codicia impúdica sin fin. Pasando por sobre un plan regulador que no respetan, en una colusión de corrupción asentada en todas las instituciones.

Y ahí están mirándonos a todos los chilenos las inmensas moles de miles de toneladas de acero, fierro, cemento, vidrios, yeso, piedras, cobre, plástico, maderas, esquirlas de una moderna arquitectura, que dibuja la pendiente, y lo pendiente con todos los chilenos. Mirándonos de arriba pa bajo con corte clasista.

De abajito y en buen tono les decimos que será hermoso cuando todo el sistema se fatigue y se venga cuesta abajo por la pendiente.

Seguramente estará en las manos de otras generaciones, porque esta última ya se empantano en las arenas movedizas del poder, y solo quiere construir castillos de poder en la arena. Qué mal.

Fuente: https://desinformemonos.org/las-dunas-esa-inversion-de-futuro-del-chile-neoliberal/

Fotos de Archivo: Protestas de pobladores en defensa de las dunas de Concón

Deja un comentario