Por su importancia, y ante la censura y/o mentiras de los medios hegemónicos, compartimos el discurso pronunciado por el Ministro de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia, Serguéi Lavrov, en los debates políticos de la 80ª temporada de sesiones de la Asamblea General de la ONU, Nueva York, del 27 de septiembre de 2025
También en video (interpretación) : https://webtv.un.org/es/asset/k1y/k1yhyj5wv0
Estimado señor Presidente,
Estimadas damas y caballeros,

Hace 80 años, terminó la más terrible guerra en la Historia de la Humanidad: más de 70 millones de personas cayeron víctimas de las acciones bélicas, hambre y enfermedades. En 1945, la marcha de la Historia cambió para siempre. El triunfo sobre el nazismo hitleriano, bajo cuyas banderas se puso la mayor parte de Europa, y sobre el militarismo japonés abrió el camino hacia la paz, la reconstrucción y la prosperidad.
Este año, en Moscú y Pekín se celebrado las fiestas del 9 de Mayo y del 3 de Septiembre que honran las Victorias en la Gran Guerra Patria y en la II Guerra Mundial. El mundo vio unos grandiosos desfiles militares consagrados a la decisiva aportación de los pueblos de la Unión Soviética a la derrota de la Alemania nazi y al especial papel del pueblo chino a la derrota del Japón militarista. Honramos la memoria de la hermandad en armas con todos nuestros aliados, que se pusieron del lado de la verdad en aquella lucha contra las fuerzas del mal.
Uno de los resultados imperecederos de aquella guerra fue la Creación de la Organización de las Naciones Unidas. Los principios de su Carta acordados por los padres fundadores del Organismo siguen siendo, hasta hoy día, ideas de referencia para la cooperación internacional. Se plasma en ellas las seculares experiencias en la coexistencia de los Estados, sin perder dichas fórmulas su actualidad en la época de la multipolaridad. Es únicamente cuestión de que todos los Estados miembros, sin excepción alguna, observen estos principios en su plenitud, totalidad e interdependencia.
En la práctica, sin embargo, la situación es distinta. Las burdas violaciones del principio de la igualdad soberana de los Estados que se cometen por todas partes minan la propia fe en la justicia, provocando crisis y conflictos. La raíz de todos los males son los incesantes intentos de dividir al mundo en “los suyos” y “los otros”, en “democracias” y “autocracias”, en “jardín en flor” y “jungla”, en “los que están sentados en la mesa” y “los que están en la carta”, en “gente selecta” a la que se le permite todo y en el resto obligado por algún motivo a atender los intereses del llamado Mil Millones de Oro. Nos pronunciamos por un respeto incondicional del principio de la paridad, es garantía de que todos los países podrán ocupar su digno lugar en el orden mundial, independientemente de su poderío militar, su población, su superficie y su economía.
El principio de la no aplicación de la fuerza y ni la amenaza de su uso fue también pisoteado en reiteradas ocasiones por los países occidentales. Acabaron en tragedias los bombardeos de Yugoslavia por la OTAN, la invasión de Irak por la coalición liderada por EEUU, la operación militar de la OTAN dirigida a cambiar el régimen político en Libia. Hoy, el uso ilegal de la fuerza por Israel contra los palestinos, la actuación agresiva contra Irán, Catar, Yemen, el Líbano, Siria, Irak amenaza con que todo Oriente Próximo salte por los aires.
Rusia condenó con determinación el ataque de Hamás a los israelíes indefensos que tuvo lugar el 7 de octubre de 2023. Sin embargo, no puede haber justificación a los atroces asesinatos de civiles en Palestina ni tampoco a los atentados. No puede haber justificación alguna para el castigo colectivo de los palestinos en Franja de Gaza, donde, a causa de bombardeos y hambre mueren niños, donde son destruidos hospitales y colegios, donde cientos de miles de personas se quedan sin casas. No hay justificación a los planes de anexionar Cisjordania. De hecho, estamos ante un intento de cometer un golpe de Estado, para “enterrar” las decisiones de la ONU sobre la creación del Estado Palestino. Hace poco, una serie de países occidentales anunció el reconocimiento del Estado de Palestina. Su intención de hacerlo fue anunciada hace ya algunos meses. Surge la pregunta de “¿por qué esperaron tanto?” Todo parece indicar que se esperaba que, para el momento de la convocatoria de la Asamblea General de la ONU, ya no quedaría a qué y a quiénes reconocer. La situación requiere de una actuación urgente encaminada a prevenir este desarrollo de los acontecimientos. Se pronunciaron con determinación a favor de ello los participantes de la Conferencia Internacional de Alto Nivel sobre la Solución Pacífica de la Cuestión de Palestina y la realización de la solución biestatal.
Merecen ser condenados los ataques lanzados contra las instalaciones iraníes que cuentan con garantías por parte del OIEA y, más tarde, contra la capital de Catar en el momento de estar celebrándose en la ciudad negociaciones con Hamás, también con la participación de los mediadores estadounidenses.
Ayer, en el Consejo de Seguridad de la ONU, los países occidentales rechazaron la propuesta racional formulada por China y Rusia. Consistía en que fuera prorrogada la vigencia del Acuerdo de 2015 sobre el problema nuclear iraní, para que la diplomacia pudiera pasar a la acción. Ello desenmascaró definitivamente la línea política de Occidente, cuyo objetivo es sabotear la búsqueda de soluciones constructivas en el marco del Consejo de Seguridad de la ONU, así como lograr que Teherán haga concesiones unilaterales, utilizando para ello chantaje y presión. Consideramos que esta política es inaceptable y que todas las manipulaciones de los países occidentales que se proponen reimponer las sanciones antiiraníes de la ONU, al igual que las propias sanciones, son ilegales.
Occidente no está acostumbrado a observar tampoco el principio de la no intervención en los asuntos internos de los Estados. Un triste fenómeno de la actualidad son las llamadas revoluciones de colores, mientras que las sanciones unilaterales ilegales desde hace tiempo se han convertido en la principal herramienta de la diplomacia occidental. No importa con qué motivos sean justificadas, la esencia de estas sanciones siempre es la misma: suprimir e intimidar a la competencia en la economía y política mundiales.
Rusia, junto con la mayoría absoluta de los países miembros de la ONU, se pronuncia a favor de un levantamiento inmediato y sin condiciones previas del bloqueo comercial de Cuba que es mantenido durante más de 60 años, así como por su exclusión de la famosa lista de países patrocinadores del terrorismo. Expresamos nuestra solidaridad con el pueblo de Venezuela en condiciones de la actual presión con sanciones y amenazas. Nos pronunciamos a favor de la conservación de América Latina y del Caribe en su calidad de una zona de paz y cooperación.
Un ejemplo flagrante de una soberanía minada y de una burda injerencia en los asuntos internos es la actuación de los países occidentales en los Balcanes, donde es pisoteado tal principio fundamental de la ONU, como la necesidad para todos los países miembros de cumplir con las decisiones del Consejo de Seguridad. El reconocimiento unilateral de la “independencia” de Kosovo, en contra de la Resolución 1244, de hecho, representa un atentado al Estado de Serbia. Ahora, Occidente está aplicando la política encaminada a lograr la desintegración de Bosnia y Herzegovina, siendo saboteados los Acuerdos de Dayton. Tanto en Kosovo, como en Bosnia, están siendo atacados los intereses vitales del pueblo serbio, incluidos los derechos originarios de la religión ortodoxa serbia.
De la misma manera, el régimen kievita que llegó al poder, tras un golpe de Estado organizado en 2014 por los países occidentales, empezó a aplicar la política de eliminación de la canónica Iglesia Ortodoxa Ucraniana y de erradicación de manera legislativa de la lengua rusa en todas las esferas, educación, cultura, medios de comunicación. Ucrania es el único país del mundo que prohibió a nivel legislativo la utilización de la lengua materna de casi la mitad de su población. La lengua árabe no está prohibida en Israel, como tampoco lo está el hebreo en los países árabes y en Irán. Y, sin embargo, el ruso en Ucrania está prohibido. Recordemos que el Artículo 1 de la Carta de las Naciones Unidas habla de la necesidad del “del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión”.
Europa guarda el silencio al respecto, presa de su utópica idea de asestarle a Rusia “una derrota estratégica”. Para lograrlo, al régimen kievita se le permite cualquier cosa, empezando por atentados a políticos y periodistas, por torturas y ejecuciones sin pertinentes procesos judiciales, bombardeos indiscriminados de instalaciones civiles, actividades subversivas descabelladas dirigidas contra instalaciones nucleares.
Rusia, tal y como subrayó en más de una ocasión su Presidente, Vladímir Putin, desde el principio ha estado abierta a mantener las negociaciones sobre la eliminación de los motivos originarios de la crisis y lo continúa estando. La seguridad de Rusia, sus intereses vitales deben ser garantizados debidamente. Los derechos de los habitantes rusos y rusoparlantes de los territorios que continúan bajo el control del régimen kievita deben ser plenamente restablecidos. En base a ello, estaríamos dispuestos a hablar sobre las garantías de seguridad de Ucrania.
De momento, ni Kiev ni sus patrocinadores europeos se están dando cuenta de la importancia del momento ni de la necesidad de llegar a un acuerdo honesto. La Alianza del Tratado del Atlántico del Norte continúa con su expansión y se acerca a nuestras fronteras, en contra de las promesas hechas a los líderes soviéticos de no avanzar hacia el Este “ni una pulgada”. En contra de los compromisos asumidos por la OTAN en el marco de la OSCE de respetar el principio de la indivisibilidad de la seguridad, de no reforzar su seguridad a costa de la seguridad de otros y de no aspirar al dominio.
En más de una ocasión, les propusimos a los países miembros de la OTAN que respetaran sus compromisos y acordaran con nosotros garantías de seguridad jurídicamente vinculantes. Nuestras propuestas formuladas en 2008 y, más tarde, en diciembre de 2021, fueron pasadas por alto y lo son a día de hoy. Además, cada vez con mayor frecuencia, se escuchan las amenazas del uso de la fuerza contra Rusia que es acusada de algo como de tener intenciones de atacar a la OTAN y a la Unión Europea. El Presidente de Rusia, Vladímir Putin, en más de una ocasión desmintió este tipo de provocaciones. Rusia nunca ha tenido ni tiene tales intenciones, sin embargo, cualquier acto de agresión dirigido contra mi país recibirá una enérgica respuesta. No debe caberles la menor duda al respecto a quienes, en la OTAN y en la UE, no solo convencen a sus electores de que una guerra con Rusia es inevitable y los obligan a apretarse los cinturones, sino manifiestan expresamente estar realizando los preparativos, para atacarle a la provincia de Kaliningrado y otros territorios rusos.
Abrigamos ciertas esperanzas con respecto a la continuación del diálogo ruso-estadounidense, en particular, después de la Cumbre en Alaska. Vemos en las posturas de la Administración estadounidense actual no únicamente la determinación de ayudar a buscar vías realistas para arreglar la crisis ucraniana, sino también el deseo de desarrollar una interacción pragmática sin adoptar una posición ideológica.
Tanto Rusia como EEUU son especialmente responsables por el estado de cosas en el mundo, la evitación de riesgos capaces de arrastrar la humanidad a una guerra nueva. Debería mantener la estabilidad estratégica la nueva iniciativa de Rusia presentada por el Presidente ruso, Vladímir Putin, el pasado 22 de septiembre. La iniciativa estipula la disposición a ceñirse a las restricciones cuantitativas centrales, previstas por el Tratado START, durante un año tras la fecha de su vencimiento el 5 de febrero de 2026, siempre y cuando EEUU actúe de manera similar y no tome pasos violando la proporción existente de las capacidades de disuasión. Desde nuestra óptica, si nuestra sugerencia se pone en práctica, se crearán condiciones necesarias para evitar una carrera de armamentos estratégicos, preservar un nivel adecuado de previsibilidad en el ámbito nuclear y de misiles, y mejorar la atmosfera general en las relaciones ruso-estadounidenses.
Colegas,
En diciembre celebramos el 65º aniversario de la adopción por la Asamblea General de la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales. Bajo el liderazgo de la Unión Soviética, el proceso de la descolonización se debió al ejercicio del derecho de las naciones a la libre determinación. Los pueblos de África y Asia se negaron a vivir bajo la opresión de los colonizadores, así como tras el golpe de Estado en Ucrania en 2014 Crimea, Donbás y Novoróssiya se negaron a someterse al régimen kievita neonazi que había usurpado el poder y que no únicamente no representa los intereses de sus pobladores, sino también desató una guerra contra ellos. En ambos casos se implementó el principio consagrado en 1776 en la Declaración de Independencia y confirmado repetidamente por muchos Presidentes estadounidenses: “gobiernos derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados”. Tanto los colonizadores como el régimen kievita no obtuvieron consentimiento de los pueblos que trataban de gobernar. Este principio fue aprobado unánimemente en la Declaración de la ONU de 1970, diciendo con claridad que todos debían respetar la integridad territorial de los países, cuyos Gobiernos representan todo el pueblo que habita el territorio correspondiente.
Hoy, África y todo el Sur Global viven un nuevo despertar, esforzándose por conseguir la independencia total, y la ONU no debería permanecer al margen. En diciembre de 2024 se refrendó la resolución de la Asamblea General “Eliminación del colonialismo en todas sus formas y manifestaciones”. Exhortamos a adoptar como el paso siguiente la decisión proclamando el 14 de diciembre el Día Internacional de Lucha contra el Colonialismo. Secundamos el papel del Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de la ONU en la consolidación de los esfuerzos por hacer frente al neocolonialismo y otras prácticas discriminatorias contra la Mayoría mundial, e invitamos a todos los países independientes a hacerse sus miembros.
El equilibrio actual de fuerzas en el mundo se diferencia radicalmente del equilibrio establecido hace 80 años. La descolonización y otras perturbaciones a gran escala cambiaron el mapa político del planeta. La Mayoría mundial reclama en voz alta sus derechos. Desempeñan un papel especial la OCS y el BRICS, siendo mecanismos de armonización de los intereses de los países del Sur y el Este Globales. Viene consolidándose la influencia de la Unión Africana, la CELAC y otras uniones regionales.
Hasta ahora, estas realidades nuevas no se han reflejado en el sistema de instituciones de nuestra Organización. Es de suma importancia la reforma del Consejo de Seguridad. Rusia aboga por democratizarlo exclusivamente mediante el aumento de la representación de Asia, África y América Latina. Respaldamos las solicitudes de Brasil y la India de obtener un “permiso de residencia” permanente en el Consejo, a la vez que se corrige la injusticia histórica relativa a África en los parámetros acordados por los países del continente.
Hace poco, el Secretario General António Guterres propuso una reforma integral de la ONU. No objetamos a una discusión pública de esta iniciativa. Debería ser punto de referencia el retorno de la ONU a los principios fundamentales estipulados en la Carta que Occidente trata de sustituir desde hace muchos años por su “orden basado en reglas”. Es crucial que las actividades se realicen de forma transparente con participación y toma en cuenta de los intereses de todos los Estados miembros. Exhortamos al Secretario General y todos los empleados de la Secretaría a que sigan estrictamente los principios de la imparcialidad y la equidistancia conforme al artículo 100 de la Carta. No se debe permitir que se intente llevar a cabo un “golpe de Estado” en la Secretaría y que sea privatizada por un grupo pequeño de países. La composición de la Secretaría debería reflejar las realidades nuevas, facilitar la representación justa de los países de la Mayoría mundial. Contamos con celebrar un debate constructivo respecto al desarrollo de la Organización durante la sesión especial del Consejo de Seguridad, que Rusia planea organizar como presidente el Día de la ONU el 24 de octubre.
Reformar la ONU es una parte de la misión integral de transformar todo el sistema de gobernanza global e incluso realmente democratizar el FMI, el Banco Mundial y la OMC de modo proporcional al peso y el papel del Sur y el Este Globales en la economía, el comercio y las finanzas mundiales.
Abordando las reformas globales, es imposible pasar por alto el hecho de que se empeore la situación en la seguridad internacional. Ya he mencionado las causas. La principal es la determinación de preservar la hegemonía basada en las fuerzas militares. Se está involucrando a cada vez más países y regiones en esquemas de confrontación. No hay suficiente espacio para la OTAN en Europa, por lo tanto, penetra en el Océano Pacífico, el Mar de la China Meridional, el estrecho de Taiwán, socavando los mecanismos universales de la ASEAN y planteando amenazas no solamente a la RPC y Rusia, sino también a otros países en la región. La dirigencia de la OTAN justifica esta nueva etapa de expansión con la “indivisibilidad de la seguridad del espacio euroatlántico y la región del Indo-Pacífico”, y usa esta consigna para tratar de tomar en un anillo militar toda Eurasia.
Rusia y las personas de ideas afines proponen una alternativa constructiva a este curso peligroso, que es construir en Eurasia una estructura de seguridad igual e indivisible no para los miembros de la OTAN y sus aliados, sino todos los países y uniones del continente sin excepción, incluida la OCS, la CEI, la ASEAN, la UEEA, la OTSC, el CCEAG, y otros. Como socios del Estado de la Unión, Rusia y Bielorrusia proponen desarrollar a tal efecto una Carta Euroasiática de Diversidad y Multipolaridad del siglo XXI. Un proceso verdaderamente pancontinental es inevitable después de que el comportamiento de Occidente privó de sentido el modelo euroatlántico de seguridad basado en la OTAN, la UE y la OCSE. No pensamos que tienen futuro las ideas de restaurar este modelo en Europa en su forma anterior, sobre lo que han empezado a reflexionar en varias capitales europeas.
Hablando sobre el futuro, no podemos olvidar las lecciones del pasado, en particular, mientras que en Europa el nazismo vuelve a levantar la cabeza y cobra impulso la militarización bajo las mismas consignas antirrusas.
Esto genera más inquietud, ya que varios activistas políticos en poder en Bruselas y varias capitales de los países de la UE y la OTAN se ponen a razonar en serio sobre una tercera guerra mundial como sobre un probable escenario. Estos activistas menoscaban cualesquiera esfuerzos por buscar un equilibrio de intereses honesto de todos los miembros de la comunidad internacional, empeñándose en imponer sus enfoques unilaterales a los demás y violando gravemente la exigencia estatutaria clave, el respeto de la igualdad soberana de los Estados. Precisamente esta igualdad es fundamento de la multipolaridad que se está vertebrando de manera objetiva. Rusia no exhorta a lanzar una revolución contra nadie. Nuestro país ha sufrido de revoluciones más que otros. Simplemente instamos a los Estados miembros y la dirigencia de la Secretaría a seguir rigurosamente todos los principios de la Carta de la ONU sin doble rasero. Sólo entonces no se desperdiciará el legado de los fundadores de la ONU.
Gracias por su atención.









