El Nobel de la Paz: Instrumento geopolítico de la dominación imperial

Por Jorge Gálvez*

A estas alturas ya todo el mundo sabe que el Premio Nobel de la Paz es un acto ligado a las decisiones intervencionistas que organizan los intereses imperiales en su dominio planetario, de esta manera, lejos de ser un símbolo universal de justicia y reconciliación, este «Premio» ha demostrado en múltiples ocasiones ser un instrumento geopolítico, otorgado a personajes cuya trayectoria está marcada por crímenes, guerras y operaciones encubiertas contra pueblos soberanos. El Premio Nobel de la Paz recae en un comité de solo cinco miembros, designado por el parlamento noruego que responden a los intereses hegemónicos y trasnacionales. A lo largo de su historia, este galardón ha servido más para legitimar proyectos de dominación y figuras funcionales al imperialismo, que para honrar auténticos procesos de paz

El Premio Nobel de la Paz ha sido utilizado históricamente para legitimar figuras políticas vinculadas a guerras, intervenciones y crímenes contra pueblos enteros. Henry Kissinger, premiado en 1973, fue responsable directo de bombardeos masivos en Vietnam, Laos y Camboya, impulsó la Operación Cóndor en América Latina, apoyó el golpe contra Allende y colaboró con dictaduras como la argentina. Barack Obama recibió el Nobel en 2009 mientras desplegaba tropas en Afganistán, intensificaba guerras con drones, destruía Libia, mantenía Guantánamo, deportaba en masa y reforzaba alianzas militares con Israel. Shimon Peres, galardonado en 1994, ordenó en 1996 la operación “Uvas de la Ira” que masacró civiles en Líbano. Participó en limpiezas étnicas, colaboró con el apartheid sudafricano y fue un arquitecto del bloqueo a Gaza, sin que su imagen internacional fuera cuestionada.

El carácter político y manipulador del Nobel no es nuevo. Benito Mussolini fue nominado al Nobel en 1935 por sus supuestos “esfuerzos pacificadores” tras invadir Etiopía, y Adolf Hitler fue propuesto en 1939, poco antes de iniciar la Segunda Guerra Mundial. Si bien ninguno recibió el premio, las nominaciones revelan con crudeza la hipocresía estructural del Comité Nobel.

Estos casos muestran un patrón: el Nobel de la Paz no premia la paz, sino a quienes ayudan a imponer el orden imperial. Así, personajes con prontuarios sangrientos son convertidos en referentes morales para justificar guerras, sanciones, bloqueos e intervenciones militares.

En la actualidad esta lógica vuelve a activarse con figuras como María Corina Machado de Venezuela premiada este 2025, que ha sido presentada en medios occidentales como “defensora de la democracia”, pero que tiene un enorme prontuario terrorista, ha participado y convocado actos violentos o desestabilizadores, y de favorecer la intervención e invaciones extranjera en su propio país.

En 2014 fue imputada por instigación pública por su participación en manifestaciones con carácter terroristas contra el gobierno de Nicolás Maduro. Ha sido parte de un plan de magnicidio y de golpe de Estado, que la vinculan con intentos de generar caos para justificar una intervención internacional. Fue protagonista de “La Salida”, que llamó a protestas violentas responsables de cientos de muertes ocurridas, donde incluso fueron quemadas personas vivas. A participado en la internación de mercenarios y de armas en Venezuela con el propósito de realizar una matanza generalizada de partidarios del chavismo. Hasta tal punto llegó su estado de violencia que Machado el 2018 pidió al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu una intervención militar contra Venezuela, el mismo prófugo de la Corte Penal Internacional que ordeno su arresto por crímenes de guerra y de lesa humanidad.

El caso de María Corina Machado debe entenderse como parte de la estrategia imperialista para allanar el camino a una intervención en Venezuela. Primero se construye la legitimidad internacional de determinados actores políticos, presentándolos como “defensores de la democracia” y “líderes de la libertad”, para luego justificar acciones de desestabilización, sanciones, bloqueos y eventualmente intervenciones militares. Este patrón ha sido aplicado en múltiples escenarios, como hoy ocurre en Gaza y Palestina, donde la “legitimidad” fabricada sirve de antesala a la violencia imperial.

* Coordinador Nacional de Izquierda Soberanistas

Fuente: https://soberanista.cl/2025/10/10/el-nobel-instrumento-geopoliticos-al-servicio-imperial/

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