Colombia. Aquí en la Lucha, transformamos la vida

por Wilmar Castillo

La Emergencia Humanitaria que declaramos diferentes organizaciones sociales y étnicas de Colombia, en el 2022, no ha desaparecido y por el contrario, se ha recrudecido. Sigue siendo el pan de cada día de las comunidades, al punto de continuar ejerciendo el derecho a la protesta como vía legítima de denuncia y exigibilidad de soluciones al Estado y gobierno nacional colombianos. Sin embargo, existen otras causas que justifican este nuevo episodio de movilización en las vías del país y en algunas entidades del gobierno nacional.

Tanto el paramilitarismo vigente, a través de nuevas expresiones armadas (disidencias de ex-farc-ep, clan del golfo, bandas locales) como de los sectores económicos que patrocinan y lucran de esta estrategia estatal; como también la injerencia gringa que continúa invadiendo nuestro territorio a través de militares y asesores gringos en 7 bases militares, junto a la nueva base en Gorgona y ejercicios militares en el Amazonas; el incumplimiento de los acuerdos que las comunidades han establecido en mesas de negociación y/o diálogo con los anteriores y actual gobierno nacional, también atizan esta candela popular que una vez más interpela al gobierno del Pacto Histórico por estar de lado de los ricos y no de los pueblos, denunciando al régimen político y modelo económico capitalista que siguen destruyendo las vidas de las comunidades y los territorios.

Además, le seguimos diciendo al resto de comunidades y pueblos, que la movilización es el garante de las transformaciones reales que requieren los territorios. Las expresiones de protesta de las comunidades, ricas en creatividad y dignidad, tensionan la lucha contra los gremios económicos y sectores políticos que los representan, demostrándoles que sus riquezas, armamento y tecnología de espionaje no asustan a los pueblos que se levantan contra su dictadura de cuello blanco, disfrazada de “democracia”. Los pueblos de Ecuador así lo están demostrando en este nuevo episodio de movilizaciones en Nuestra América.

Aquí en la lucha, transformamos al país

En la madrugada del lunes 13 de octubre, más de 3000 personas instalaron un Refugio Humanitario (RH) en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá (UN). Con ollas, comidas tradicionales, colchonetas, ropa para el frío, banderas y música, adecuaron la concha acústica y unas canchas, para vivir al calor de la protesta y la dignidad. Aunque este RH reúne a diferentes organizaciones sociales y étnicas del país, estas también se volcaron a las vías nacionales del país como: Buenaventura-Cali, las vías que conecta a Quibdó con las ciudades de Medellín y Pereira, la vía Panamericana que recorre el Cauca, como otras vías nacionales.

Hay que tener en cuenta que las lluvias son parte del mes de octubre. Por lo que el clima también pone a prueba la resistencia de estas comunidades, quienes armando sus carpas y cocinando bajo la lluvia, garantizan que esta jornada por las transformaciones del país se cumpla con éxito. Pero no solo el agua cae sobre las cabezas, también piedras, palos y estigmatizaciones de parte del Estado y personas afines a la muerte.

Uno de los escenarios de protesta nacional, fue el municipio de Confines (departamento de Santander). Allí se regaron rumores entre los habitantes, por parte de la policía nacional y reservas activas de las fuerzas militares, de que personas de otros municipios vendrían a “tomarse” fincas del territorio, generando una ola de ataques directos contra los y las manifestantes, con total complicidad de la Policía Nacional, el gobernador de Santander, alcaldía municipal y gremios económicos locales. Durante toda la noche del lunes 13 de octubre, las personas que protestarían, fueron obligadas a caminar por la vía en medio del frío, bajo ataques con piedra, palos, gritos y ruidos de motosierra. Los pueblos estamos empujados a vivir de viacrucis en viacrucis, por culpa de reyes y gobernantes, pero en esta oportunidad un pueblo empujó al otro, en clara complicidad con los victimarios. Paradójicamente, se sufrió en vivo, una de las denuncias que tiene esta jornada de movilización: el desmonte del paramilitarismo armado, social, cultural y económico.

No es una protesta para instalar una nueva mesa de negociación

Sabemos la estrategia de negociación del gobierno nacional: llegan al punto de protesta, instalan una mesa, pactan acuerdos con un acta de compromisos, se da un plazo de cumplimiento y esto último no pasa. Los días transcurren y todo queda escrito en actas. A pesar del diálogo fraterno y comprensible de este gobierno progresista, la forma de negociar es la misma. ¿Entonces se va a instalar una nueva mesa de negociación? En esta oportunidad, no.

Por el contrario, en términos de negociación, se solicitará que se reactiven las mesas congeladas e incumplidas con las organizaciones protagonistas. Pues hay que sacar algo material de todo este esfuerzo colectivo. No obstante, el objetivo político aquí es denunciar que el modelo económico capitalista y el régimen político que lo sustenta, son las causas principales de la crisis humanitaria, del conflicto social y armado, de la destrucción de los territorios y la ausencia de derechos entre las comunidades. Tanto los responsables intelectuales y materiales de ese estado de cosas fundamentadas en la muerte, deben ser denunciados y expuestos, porque alguien debe responder.

Fuentes:

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