Sesión II de la Cátedra Hugo Chávez Comunicador

Por Iñaki Gil de San Vicente

En el artículo primero sobre la cátedra explicamos sus objetivos y fines, su carácter internacionalista y la gran cantidad de colectivos y personas de muchos países integrados en ella incluso con más asistencia que en la anterior. En esta sesión II, se han planteado tres preguntas sobre las que debatir: 

1.- ¿Qué significa para el imperialismo la derrota del ALCA como estrategia de dominación?  

2.- ¿Qué acciones deben ser realizadas desde la Diplomacia de Paz para el logro de la Segunda Independencia?  

3.- ¿Qué propuestas brindamos los pueblos del Sur Global para vencer las amenazas guerreristas e intervencionistas encabezadas por Donald Trump?

«La mejor manera de evitar la guerra es prepararnos para ella, con toda la fuerza que podamos para advertirle al enemigo que le costaría muy caro violar la soberanía y la libertad de esta tierra».

1.- ¿Qué significa para el imperialismo la derrota del ALCA como estrategia de dominación?  

La derrota del ALCA supuso, como veremos, el fracaso de lo que Washington creía que iba a ser su victoria irreversible para aniquilar definitivamente cualquier resistencia de Nuestramérica. El imperialismo  esperaba terminar la ocupación de Nuestramérica apoyándose en las burguesías latinoamericanas colaboracionistas. Con la excusa de potenciar la economía con acuerdos con éstas  que en realidad eran tratados leoninos que multiplicaban las sobreganancias imperialistas y sobre la base de una represión salvaje multiplicada desde finales de los ’60 con dictaduras,  Plan Cóndor, terrorismo en cualquiera de sus formas, etc., EEUU creía que así, con una clase obrera y con las naciones originarias aplastadas por el terror represivo, y con unas burguesías sobornadas con una parte ínfima de las sobreganancias de la explotación, cerraría para siempre la «conquista».

1.1.- 

Teniendo en cuenta que la «pedagogía del miedo» en general y sus formas particulares de aplicación es una constante básica, con intensidades asesinas que dependen de las circunstancias, sabiéndolo así, siempre tenemos considerar a la hora de cualquier análisis objetivo de la realidad, estas palabras de Hugo Chávez: «El imperialismo norteamericano penetró las Fuerzas Armadas de nuestros pueblos, y formaron dictadores y enseñaron a nuestros soldados a torturar, a desaparecer y a arremeter a nuestros propios pueblos, muchas veces en el siglo XX, muchas veces, las más de la veces. Casi todos los ejércitos de nuestros pueblos actuaron como ejércitos de ocupación en nuestros propios territorios, yo pertenezco al Ejército venezolano que retomó las banderas de Bolívar y se unió al pueblo para hacer una revolución».

El reputado historiador J. Fontana, al que luego volveremos, nos aporta un ejemplo de libro, y nunca mejor dicho, que confirma lo expresado por Hugo Chávez: Castañeda,  antiguo militante comunista colombiano y amigo de Fidel Castro actuaba «probablemente a sueldo de la CIA». Es decir, la penetración de los servicios secretos imperialistas pretendía llegar a todas partes utilizando todos los medios posibles como la supuesta «amistad», etc. La experiencia de la Revolución bolivariana también lo confirma, sus miembros aprendieron a golpe las medidas de seguridad y la clandestinidad, y siempre estaban vigilantes para impedir el magnicidio de Hugo Chávez. Que nadie se sorprenda de que los servicios secretos imperialistas recurran a la «amistad» o a otros métodos para obtener información. La Iglesia católica es una de las instituciones de poder con más experiencia al respecto, sobre todo a partir de su Concilio de Trento y el poder dado a los jesuitas.

E. Cherniak es autor de una de las investigaciones más objetivas y demoledoras del funcionamiento de los servicios secretos capitalistas y en especial de «La  terrible “Compañía de Jesús”», puesta a disposición de las clases dominantes, de sus Estados y fuerzas militares. Guerra secreta realizada por especialistas a cargo de los aparatos de Estado, y que siempre se sostuvo –y sostiene-  sobre la base de la lucha entre fracciones de las clases propietarias, como fue el caso entre otros muchos de la Guerra de las Dos Rosas en la Inglaterra del siglo XV entre la nueva nobleza de origen urbano, burgués, que quería racionalizar la economía agraria y la vieja nobleza terrateniente con sus correspondientes aliados internacionales.

¿Especialistas en qué?: «…simples espías, provocadores, especialistas en descifre y maestros en la falsificación de cartas y sellos», o «…empleados de los hoteles, vendedores de tabaco, ayas de casas pudientes, artesanos ambulantes, cortesanos elegantes, peluqueros de moda y modestos empleados de las oficinas de correos», y especialistas en el soborno y el chantaje económico, sexual, afectivo y psicológico, además de los siempre discretos y silenciosos  secuestradores, torturadores y asesinos adiestrados en el puñal, el veneno y la pistola, con sotana y sin sotana, como nos lo indica muchas veces el autor. E. Cherniak está en lo cierto cuando, al final, desautoriza «las teorías que le asignan al servicio de inteligencia la capacidad mágica de determinar prácticamente las vías del desarrollo social».

Cherniak dio en el clavo al decir que los servicios de inteligencia carecen del poder mágico para imponer la total sumisión de las y los explotados al orden injusto. De hecho y como ejemplo, no pudieron impedir la sublevación de los esclavos organizada por Espartaco en el siglo –I, que estuvo a punto de ser exterminada antes de realizarse porque los amos obtuvieron información de un delator. Con casi 2000 años de amarga experiencia histórica, Victor Serge escribió sobre que la represión es un sistema científico en  movimiento permanente, insistiendo en que la izquierda nunca ha de dejarse sorprender por ella, siempre ha de estar alerta a los cambios, a la dinámica de la lucha de clases y de las luchas nacionales de liberación. Casi un siglo después de estas palabras, el imperialismo tampoco pudo imponer el ALCA.

La pregunta es: ¿Quiénes y cómo derrotaron esa ofensiva? J. Fontana nos explica que por detrás, por debajo, del avance de las izquierdas para frenar el imparable saqueo imperialista que se intensificaría si el ALCA hubiera resultado victorioso, se escondía la decisiva «lucha por la tierra y por los derechos de los campesinos. Desde los zapatistas en México a los mapuches en Chile, pasando por Guatemala, Colombia, Perú, Bolivia, Brasil o Paraguay, el motor principal de la confrontación social es la voluntad de recuperar las tierras indígenas». La heroica resistencia de estos pueblos y de clases trabajadoras, así como de algunos partidos y movimientos, habían derrotado al ALCA, mérito inmenso teniendo en cuenta a qué terrible poder represivo se enfrentaban jugándose la vida. Pero además de los pueblos originarios, las clases trabajadoras urbanas también fueron decisivas sobre todo cuando están formadas por el mestizaje de muchos pueblos. Hugo Chávez lo expresó maravillosamente al decir que estaba orgulloso de mestizaje indio, negro y «surgido del pueblo». 

Había sido la resistencia indígena, campesina y obrera, popular en suma, la que a pesar del terror físico y/o simbólico imperante por la doctrina represiva que hemos visto, logró derrotar la ofensiva imperialista de EEUU para imponer la segunda y última fase de la conquista de Nuestramérica que, en caso de haber triunfado, aseguraría la victoria irreversible de los invasores desde 1492. La primera independencia se conquistó acabando con los poco más de tres siglos de brutalidad asesina y genocida para comienzos del siglo XIX. El ALCA debía ser el arma imperialista definitiva que liquidara las conquistas limitadas de la primera independencia instaurando en Nuestramérica un moderno esclavismo capitalista. La segunda independencia, como veremos, se conquistará cuando Nuestramérica derrote definitivamente al imperialismo y al capitalismo que lo sostiene e impulsa.

¿Alguien cree que EEUU ha olvidado la derrota del ALCA? Después de sufrirla en 2005, hasta ahora, lleva preparando la contraofensiva que hoy se desata con la ferocidad de la Administración Trump: «el imperio exige sangre», por lo que ya ha iniciado otro ataque en masa cuyo primer objetivo es la destrucción de Venezuela como el bastión más fuerte de Nuestramérica. Desde 2005 Washington no ha cejado en presionar con todos los medios, chantajes, amenazas y ataques a las burguesías que se enfrentaron al ALCA y a las que, sin rechazarla frontalmente, apenas hicieron algo para defenderla. Burguesías como las de Argentina, Brasil, Uruguay y otra más se fueron descolgando total o parcialmente, traicionando y debilitando el ALBA. Las tácticas de guerra secreta que nos ha explicado arriba Cherniak fueron mejoradas por el imperialismo, que añadió otras nuevas. 

¿Era tan importante para Washington el ALCA y fue tan terrible su derrota? Leamos a Fidel Castro que fue testigo privilegiado en aquél 2005: «En el Mar del Plata el nefasto proyecto del ALCA salió definitivamente derrotado. El ALCA es abrir todas las fronteras de países que tienen un nivel muy bajo de desarrollo técnico a los productos de aquellos que tienen los más elevados niveles tecnológicos y de productividad, de aquellos que fabrican aviones del último modelo, de aquellos que dominan las comunicaciones mundiales, de aquellos que quieren obtener de nosotros tres cosas: materia prima, fuerza de trabajo barata, clientes y mercados. Una nueva forma de colonización despiadada». 

Por su parte, J. Fontana cita a James Petras para explicarnos que entre 1990 y 2002 «los bancos y las empresas estadounidenses habrían obtenido un billón de dólares en concepto de beneficios, intereses de la deuda y regalías en América Latina. La realización del ALCA, que hubiera sido la culminación de este segundo proyecto de conquista, se vio frenada por el giro a la izquierda en la primera década del siglos XXI». Los tiempos posteriores han confirmado lo dicho por Fontana:

«El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) fue el proyecto más ambicioso de Estados Unidos para materializar la Doctrina Monroe en nuestro continente. Este tratado comenzó a delinearse en 1994 durante la primera Cumbre de las Américas organizada por la OEA, en pleno auge del Consenso de Washington. . Ese mismo año entraba en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre México, Estados Unidos y Canadá, y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional emergía públicamente oponiéndose a dicho tratado. La extensión del TLCAN hacia el resto de América se presentaba como una estrategia perfecta para reforzar el poder imperial: garantizaba aproximadamente 800 millones de consumidores para las empresas estadounidenses, control sobre los recursos naturales y el control político de 34 países, con la exclusión de Cuba.».

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