La permanencia de “la bárbara reliquia”

por Rolando Astarita

Una de las noticias económicas más destacadas de 2025 es el fuerte aumento del precio del oro. En diciembre de 2024 la onza de oro valía US$2620. El 11 de noviembre pasado se comercializó a US$4126. Un aumento de casi el 60% en 10 meses.

Crecieron el precio y la demanda. Según el World Gold Council (WGC) la demanda de oro, incluyendo las operaciones Over The Counter (mercados descentralizados) creció 3% en términos interanuales, alcanzando, a fines de octubre de 2025, las 1313 toneladas. Es el total trimestral más elevado registrado en las series que sigue el WGC. Sin embargo, esa cifra es eclipsada por la demanda medida en valor: aumentó 44% i. a., llegando a un récord de US$146.000 millones en el tercer trimestre de 2025. En lo que va de este año la demanda totalizó 3717 toneladas, con un valor de US$384.000 millones; un 41% de aumento con respecto a igual período de 2024.

En cuanto a su composición, hubo compras de Gold Exchange Traded Funds (fondos de inversión que siguen el precio del oro; poseen lingotes, monedas o contratos de futuro) por 222 toneladas. La demanda de lingotes y monedas fue de 316 toneladas. La demanda para joyería tuvo una caída, totalizando 371 toneladas; pero aumentó 13% en valor (US$41.000 millones). Para los inversores el oro ofrece cobertura contra la inflación y actúa como reserva de valor frente a las crisis (véase más abajo el oro como “Activo Líquido de Alta Calidad”).

La demanda por parte de los bancos centrales

En 2025 también se mantuvo elevada la demanda de oro por parte de los bancos centrales. En el tercer trimestre fue de 220 toneladas, 28% más que en el trimestre anterior. En los tres primeros trimestres de 2025 fue de 634 toneladas, algo por debajo de las 724 toneladas de igual período de 2024. Sin embargo, considerando los tres últimos años, los bancos centrales han acumulado en promedio unas 1000 toneladas anuales frente a las 400 a 500 toneladas anuales promedio en la década precedente.

El motivo precaución parece clave para explicar este aumento del atesoramiento. El trasfondo es una creciente incertidumbre geopolítica; el aumento del proteccionismo y la exacerbación de las tensiones y las guerras comerciales. Se suman la guerra en Ucrania; el genocidio del pueblo palestino; las amenazas de intervención militar norteamericana a Venezuela, entre otros factores. Destacamos asimismo la crisis fiscal de largo plazo de EEUU y su sideral deuda externa: en julio de 2025 las tenencias extranjeras de bonos del Tesoro llegaron a US$9,159 billones (millones de millones).

Se alimenta pues la desconfianza en el rol del dólar como dinero mundial. De hecho, el aumento de las reservas en oro se inscribe en una tendencia descendente de largo plazo del dólar como moneda de reserva. La participación en las reservas mundiales de activos nominados en dólares estadounidenses (cash, títulos del Tesoro y de agencias del gobierno, títulos respaldados en hipotecas inmobiliarias, bonos corporativos) pasó del 72% en 2001 a 62% en 2013; subió a 66% en 2015 para caer a 58% en 2025. Incluso un estrecho aliado de EEUU como Israel ha reducido la parte de dólares en sus reservas y aumentado la participación de renminbi, yenes y dólares canadienses y australianos.

No sorprende entonces que los bancos centrales consideren al oro como un activo de reserva estratégico (“el único activo que no es pasivo de un gobierno”, como se ha afirmado), y se sostenga su demanda. Según una encuesta realizada por el WGC, el 95% de los responsables y funcionarios de los bancos centrales prevén que en los próximos años continuarán aumentando las reservas de oro.

China compra oro

Desde la invasión a Ucrania China ha incrementado las compras de oro en los mercados internacionales (y es la mayor productora mundial del metal). El Financial Times del 31 de octubre de 2023 decía: “China ha liderado los niveles récord de compras globales de oro por parte de bancos centrales, en la medida en que los países buscan protegerse de la inflación y reducir la dependencia del dólar”. El impulso ha continuado hasta hoy. Según el WGC, las tenencias de oro de China pasaron de 1950 toneladas en el tercer trimestre de 2022 a 2300 toneladas en el tercer trimestre de 2025. Su valor, en octubre de 2025, es de unos US$297.000 millones. Desde 2022 al presente la participación del oro en las reservas del Banco Popular de China se ha duplicado.

A su vez, China ha reducido sus tenencias de activos estadounidenses. Mientras a comienzos de 2022 poseía bonos del Tesoro de EEUU por un billón de dólares, en abril de 2025 eran US$757.200 millones. Lo cual encaja con el hecho de que la economía de EEUU en las dos últimas décadas ha estado produciendo una parte cada vez menor de la producción mundial, por un lado; y el producto nacional de China trepó al segundo puesto a nivel mundial.

En este escenario, el gobierno chino ha promovido la internacionalización del renminbi. Para eso impulsó un sistema de pago transfronterizo; extendió las líneas de intercambio (Nueva Ruta de la Seda); y lanzó la prueba piloto de una moneda digital del banco central. Sin embargo, en los últimos años se habría estancado el aumento de la participación del renminbi en las reservas mundiales (véase “Dominio del dólar en el sistema internacional de reservas: una actualización”, S. Arslanap, B. Eichengreen, C. Simpson-Bell, 11 de junio 2024, blog IMF Dollar Dominance in the International Reserve System: An Update). Entre otras variables a seguir en la economía china está la crisis inmobiliaria, y la posibilidad de una desvalorización masiva de activos financieros.

El oro y la teoría monetaria de Marx

Las compras de oro por parte de los bancos centrales, y el de China en primer lugar, demuestran que el oro sigue teniendo un rol monetario en el capitalismo contemporáneo. Esta afirmación es rechazada por la mayoría de los economistas, sean neoclásicos o “heterodoxos” (estructuralistas, regulacionistas, poskeynesianos, y también muchos marxistas). Sostienen que el dinero ya no tiene relación con el oro, una “bárbara reliquia” (conocida expresión de Keynes sobre el oro). Muchos sostienen que el dinero es una creación estatal ex nihilo. En oposición a esa tesis, remito a los argumentos que hemos presentado en notas anteriores. Por caso en “El rol monetario del oro”, publicada en 2010 (aquí). Entre otros argumentos, sostuvimos:

a) El dinero surge de las contradicciones de la mercancía. No es un artificio estatal, metido “desde fuera” en la economía.

b) Muchos marxistas (antes los regulacionistas franceses, como Aglietta), dicen que el valor del dinero está determinado por la relación entre su cantidad y el total de horas trabajadas a nivel de la sociedad. En crítica a esta tesis sostenemos que en esa explicación hay que suponer que los trabajos privados son sociales antes de la venta. Y que el dinero toma valor a partir de este supuesto. Pero con esto queda muy poco de la teoría de Marx sobre el carácter anárquico del mercado, y los problemas asociados a la validación de los trabajos privados.

c) Lo planteado en el punto anterior es aún más problemático cuando se trata del dinero mundial. ¿Cómo es posible que los valores del dólar americano, del euro, del yen, etcétera, se definan comparando las horas trabajadas (¿a nivel global? ¿En los países que emiten esas monedas?), y las cantidades respectivas de masas monetarias (¿y cuál es el agregado monetario adecuado? ¿La base monetaria? ¿M1? ¿M2? ¿Y los tipos de cambio?). Si Marx consideraba que la comparación de masas de mercancías sin precios con masas de dinero sin valor era absurda e irrealizable a nivel de un país, mucho más absurda es considerarla a nivel global.   

c) Reivindicamos la idea de Ernest Mandel de que el precio del oro es, en realidad, una expresión del valor del dólar: “El precio del oro es… el recíproco del papel moneda. En el régimen actual de intercambio de oro, el precio del oro representa el valor del dólar fijado por la Reserva Federal de Estados Unidos con relación al oro”. Lo cual no significa que sea una relación mecánica o lineal. Entre el billete y el metal existe una relación simbólica compleja.

El oro en los bancos centrales

En la nota de 2010 hicimos una pregunta que nos parece clave (y la hemos repetido en otras ocasiones): si el oro no cumple ningún rol monetario, ¿cómo se explica la acumulación del metal por parte de los bancos? Por caso, las reservas de oro del Tesoro de EEUU en 2010 equivalían a la tercera parte de los billetes en circulación; y al 16% de la base monetaria. Y en los 15 años transcurridos desde la publicación de esa nota la reserva de oro de EEUU se ha mantenido en las 8133 toneladas; equivalen a unos US$750,000 millones. ¿Cómo se explica la tenencia de esa “reliquia” (para colmo, “bárbara”)? Más aún, en 2010 las reservas oficiales totales eran de 27.069 toneladas. En 2025 superan las 37.800 toneladas. Un incremento del 40%. Las reservas de oro, en toneladas, de los 10 primeros bancos centrales, son: EEUU: 8.133,5; Alemania: 3352; Italia: 2452; Francia: 2437; Rusia: 2336; China: 2280; Suiza: 1040; Japón: 846; India: 876; Japón: 846; Turquía: 615 (WGC).

Dinero como activo líquido

En la teoría de Marx el dinero, en tanto cristalización del valor, representa poder de compra de manera inmediata: “el dinero es la mercancía absolutamente enajenable” (p. 134, t. 1 El capital). El dinero es poder de compra inmediato; “es la forma absolutamente social de la riqueza” (p. 160, ibídem). Significa que la compra no encierra dificultades de realización del valor. En cambio, la realización del valor de la mercancía es siempre problemática; por eso la venta es su “salto mortal”. Pero en consecuencia el dinero no es una mercancía más, como pensaba Ricardo; ni un simple numerario (Walras). Tampoco su función principal es ser medio de cambio. El dinero es medio de cambio porque es, ante todo, encarnación del valor. Por lo cual también es reserva de valor y medio de atesoramiento.

Reglamentaciones bancarias y el rol del oro

En la misma literatura mainstream, y en las reglamentaciones del Comité de Basilea de Supervisión Bancaria se manifiestan estas diferencias entre una mercancía cualquiera, y el oro. El tema atraviesa los debates actuales acerca de hasta qué punto el oro debe considerarse un activo líquido de alta calidad, HQLA por sus siglas en inglés.

Destacamos al respecto que, de acuerdo a los requerimientos de capital que exigen las reglamentaciones de Basilea, (en 1988), el oro es considerado un activo con una ponderación de riesgo del 0%. Significa que para este fin es considerado como cash. Además, puede ser utilizado como colateral con un descuento del 20%.

Por otra parte, la London Market Bullion Association (LBMA) y el WGC piden que el oro sea clasificado como HQLA, lo cual incidiría en los requerimientos de liquidez de los bancos. Es que en términos del ratio de cobertura de liquidez que exige Basilea III, el oro no es definido como HQLA. La LBMA y el WGC argumentan que el oro tiene alta calificación crediticia; baja volatilidad; baja o negativa correlación con activos de riesgo; bajos spreads compra/venta; valuación fácil y certera; y un mercado activo y considerable. En consecuencia plantean que se lo califique como HQLA. Enlaza con la continuidad del rol monetario del oro. Inversores, funcionarios de bancos centrales y organismos internacionales (BIS, FMI) y analistas cada vez más empiezan a considerar al oro como una forma de dinero.

Para terminar

Durante años economistas, incluso profesores universitarios de izquierda, han rechazado in limine la teoría del dinero de Marx con el argumento “quedó desactualizada a partir de la inconvertibilidad del billete al oro”. Ni siquiera se preocupan por las cuestiones teóricas encerradas en esa afirmación. Aunque tampoco pueden explicar la permanencia del oro como activo de reserva en los bancos centrales. La cuestión afecta no solo a la teoría monetaria sino también a la misma teoría del valor de Marx.

Para bajar el documento: https://docs.google.com/document/d/1SrSehYWlXTjepL2VIdaAOEj1Tl2kriL-MZITiMPE6sc/edit?usp=sharing

Imagen, Pixabay

Blog de Rolando Astarita

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