Por Arthur González.

El pueblo chileno acaba de elegir a un nuevo presidente, José Antonio Kast, político de ultraderecha que ha declarado su apoyó a la sangrienta dictadura militar de Augusto Pinochet y aseguró que votaría por él si este estuviera vivo.
Eso demuestra el peligro que corren los pueblos cuando pierden la memoria, algo en lo que trabaja fuertemente la derecha guiada por Estados Unidos, para sembrar matrices de opinión contra los partidos de izquierda a los que demonizan con campañas mediáticas bien estructuradas nacidas de sus laboratorios, entre ellos el Grupo Operativo de Internet para la subversión del Departamento de Estado, el Grupo de Acción Política del Centro de actividades especiales de la CIA y otros similares, encargados de fabricar los mensajes y el trabajo ideológico para desmontar la historia.
¿Cómo pueden los chilenos olvidar en solo 35 años los horrores cometidos por la dictadura fascista de Pinochet, esa que apoya el nuevo presidente? ¿Qué se puede esperar de un político hijo de padre alemán y miembro del Partido Nazi de Adolfo Hitler?
Recordemos que Pinochet persiguió a todos los ciudadanos con ideas de izquierda y críticos políticos, asesinó entre 1,200 y 3,200 personas, detuvo cerca de 80,000 y torturó a decenas de miles. Cifras oficiales aseguran que el número de ejecuciones y desapariciones forzadas fue de 3,095.
Lo que les viene encima a los que olvidaron lo que sucedió en Chile bajo la dirección de la CIA y el Departamento de Estado yanqui, cuando era dirigido por Henry Kissinger, es el neoliberalismo puro, la represión violenta contra los que se opongan a las medidas económicas que impondrá, la persecución de la izquierda y otras acciones que perjudicarán a estudiantes y trabajadores.
La campaña yanqui en el mundo y especialmente en América Latina, es que el comunismo es un fracaso, pero no hablan de la miseria en este continente que impone la desigualdad del capitalismo, la desnutrición, la falta de atención médica y educación para todos, el desempleo, el trabajo infantil, la venta de órganos y otros males de ese sistema que sí es fallido para las grandes masas de trabajadores y campesinos, lo que provoca la migración masiva de los que huyen de ese capitalismo salvaje y no precisamente del comunismo.
Tampoco dicen que a los gobiernos de izquierda le aplican sanciones económicas para evitar que puedan satisfacer las necesidades de la población, unido a cruzadas mediáticas despiadadas para hacerle creer a la gente que el sistema es el culpable de sus penurias.
Las caravanas de miles de latinoamericanos caminado en busca de la frontera sur de Estados Unidos, es la prueba del fracaso del sistema capitalista en Latinoamérica, no del comunismo como proclaman desde Washington.
Veremos que hará por los chilenos este presidente que, en el histórico plebiscito celebrado en 1988, votó “sí” para que el dictador asesino de Augusto Pinochet siguiera en el poder.
Kast, al conocer su triunfo declaró: “Aquí ganó Chile y ganó la esperanza de vivir sin miedo”. “Sin seguridad no hay paz; sin paz no hay democracia; sin democracia no hay libertad, y Chile volverá a ser libre del crimen, libre de la angustia, libre del temor”.
Se sabe que las bases de su campaña por la presidencia fueron similares a la que realizó Donald Trump en 2024, por eso el primero en felicitarlo fue Marco Rubio, secretario de Estado yanqui, quien se siente satisfecho del avance de la derecha en el continente, para lo cual Estados Unidos ha utilizado el chantaje, la presión, amenazas y el financiamiento a esos partidos políticos a través de organizaciones pantallas de la CIA,
Los olvidadizos que lo eligieron pueden esperar las medidas que aplicará en la economía y pronto empezarán a sufrir los recortes de los beneficios sociales, pues Kast proviene de la derecha ultraconservadora, estrechamente relacionado con el partido Vox de España y fue el titular de Political Network for Values, una red internacional de la derecha más rancia.
Donald Trump ha retomado la línea política que estableció el presidente Ronald Reagan, con su programa de Santa Fe, donde se plantea:
“El continente americano se encuentra bajo ataque. América Latina, aliada tradicional de Estados Unidos, está siendo penetrada por el poder soviético… Históricamente la política de Estados Unidos hacia América Latina nunca ha estado separada de la distribución global de poder. La Doctrina Monroe, piedra angular histórica de la política de Estados Unidos hacia América Latina, reconoce la íntima relación entre la lucha por el poder en el Viejo y el Nuevo Mundo”.
“América Latina, tanto como Europa Occidental y Japón, es parte de la base de poder de Estados Unidos. No podemos permitir que se desmorone ninguna base de poder norteamericano, ya sea en América Latina, en Europa o en el Pacífico Occidental, si es que Estados Unidos debe retener energía extra para ser capaz de jugar un rol equilibrador en otras partes del mundo”.
Hoy Estados Unidos retoma la misma política de los años 70 del siglo XX, para evitar que la izquierda gobierne en la región. El golpe militar en Bolivia contra Evo Morales; el sucio trabajo con el presidente Pedro Castillo en Perú; la falsa acusación contra la izquierda brasileña que sacó de la presidencia a Dima Rousseff y después encarceló a Luis Ignacio Lula; el caso de Cristina Fernández y el chantaje hecho por el propio Trump de que no daría financiamiento a Honduras, si se elegía a la candidata de izquierda ampliamente apoyada por el pueblo y lo que le hacen al gobierno de Nicolas Maduro en Venezuela, son pruebas fehacientes de la política imperial.
Similar accionar ejecutó la CIA en 1970 para evitar la elección de Salvador Allende, expuesto en informes desclasificados, donde se exponen las reuniones entre el secretario de Estado yanqui, Henry Kissinger y funcionarios de la CIA, así como los cables de la CIA a su estación local en Santiago, que detallan las decisiones y acciones destinadas a debilitar la elección de Salvador Allende en septiembre de 1970, para promover el golpe de Estado militar que llevó a Augusto Pinochet al poder, y el posterior apoyo de Washington a la junta militar durante su gobierno.
Los documentos reflejan que el presidente Richard Nixon y Henry Kissinger, estaban a favor de realizar un golpe de Estado en Chile contra Salvador Allende.
La derecha no respeta derechos humanos ni civiles, solo buscan dominar y apoderarse de los recursos minerales del continente, esa es su doctrina, lo demás lo conocen los pueblos y allá los que olvidan la historia.
Exacto fue José Martí cuando expresó: “Es en vano pedir que la memoria arranque de sí lo que la indigna”.
Fuente: https://heraldocubano.wordpress.com/2025/12/17/el-peligro-de-perder-la-memoria/









