Si hay un amor de larga data en don Pablo, con lances en el campo del honor incluidos, esa es Cuba. No empezó, por cierto, en enero de 1959 cuando los barbudos entraron en La Habana, sino casi veinte años antes en el Colegio de México, donde él conoció al historiador cubano Julio Le Riverend.
En más de una ocasión Pablo González Casanova ha admitido que aprendió de Le Riverend, a quien conoció en 1943, a hacer fiestas muy alegres con sabor antillano, pero solo después de deberle nada menos que el encuentro con el pensamiento de José́ Martí́, a través del cual llegó al comunismo, como otros brillantes intelectuales y líderes revolucionarios del siglo XX en Cuba empezando por Julio Antonio Mella. En su itinerario intelectual, González Casanova se reconoce como un comunista “martiano”, apellido que lo diferenciará de los estalinistas y de los comunistas mexicanos, y…
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