
Por Andrés Figueroa Cornejo
El 30 de octubre se sabrá en segunda vuelta quién será el próximo presidente de Brasil para el periodo 2023-2027, tras los comicios generales de este 2 de octubre, donde Luiz Inácio Lula da Silva encabezó la contienda con un 48,16% de las preferencias, equivalente a más de 56 millones de votos, la pugna contra el ultraderecha Jair Bolsonaro, que sacó el 43,43%, equivalente a más de 50 millones de votos, luego de conocerse por el Tribunal Nacional Electoral el 98,86% de las mesas escrutadas en todo el país.
Asimismo, los más de 156 millones de electores llamados a participar de las elecciones generales del país de mayor peso específico en América Latina y una de las más poderosas economías del mundo, debieron escoger vicepresidente, gobernadores y vicegobernadores de los estados y del Distrito Federal; senadores, diputados federales y parlamentarios estaduales.
Luego de conocer los resultados, Lula manifestó que las campañas de segundo turno son totalmente distintas que las de primera y que, por tanto, es posible ampliar políticamente el arco de fuerzas conseguidas hasta ahora y tender puentes hacia nuevos sectores.
De acuerdo a diversos analistas entrevistados por radio La Zurda de Uruguay, el comando central de la candidatura lulista celebró sobriamente debido a que esperaban una victoria en primera vuelta. Algunos comentaristas plantearon que será preciso que los días que restan hasta el balotaje, las fuerzas progresistas de Lula conquisten los votos que atrajo el excandidato presidencial Ciro Gomes, quien quedó en cuarto lugar con un 3% y los de la excandidata Simone Tebet que llegó al tercer puesto con un 4,18%. Igualmente, muchos esperan que las izquierdas que no hicieron parte de la combinación electoral del compuesto político de Lula, el 30 de octubre sufraguen por el expresidente de origen sindical.
Asimismo, los candidatos de las combinaciones antifascistas para el cargo de gobernador de los estados del sudeste de Brasil no lograron los resultados que el Partido de los Trabajadores, PT, aguardaban. De hecho, la ultraderecha ganó en plazas tan relevantes como San Pablo, mientras que por primera vez fue reelegida en Río Grande del Norte una gobernadora mujer, negra, lesbiana, profesora y militante histórica del PT, Fátima Bezerra.
Durante la campaña presidencial de Jair Bolsonaro, las agrupaciones neofascistas, facciones significativas de la burguesía brasileña, iglesias evangélicas y el factor militar del Estado que lo han acompañado, respaldaron sus temerarias amenazas antidemocráticas y golpistas, lo que tensiona riesgosamente los días que siguen hasta la segunda vuelta e incluso luego de ella.