El martes 12 de octubre, el Presidente Pedro Castillo, asediado permanentemente por los sectores más reaccionarios, autoritarios, conservadores y oligárquicos del país desde que asumió el Gobierno, señaló que está en curso un nuevo modo de golpe de Estado en Perú, tras la acción arbitraria del Ministerio Público de presentar ante el Congreso una denuncia constitucional.

La acción interpuesta por la Fiscalía ante un Legislativo controlado por grupos derechistas y antipopulares, sería por la supuesta corrupción de Pedro Castillo en los casos Puente Tarata III y Petroperú. Esta nueva arremetida de golpismo institucional es una más de las innumerables tramas que buscan echar abajo a un Gobierno progresista al que no se le ha permitido llevar adelante ninguna de sus medidas programáticas.

Luego de los acontecimientos de ayer, este miércoles 13 de octubre un contingente de militares se apostó en la Casa de Gobierno, en Lima.

Por su parte, el Mandatario peruano ha reiterado en varias ocasiones que tiene la convicción de no abandonar el cargo antes de que se cumpla su mandato, decidido democráticamente por el pueblo. De igual manera, denunció que la fiscal Patricia Benavides hace parte de la orquestación política en su contra con el fin de derrocarlo, y que ha usado medios represivos abusivos en su investigación. Castillo dijo, una vez más, que él no ha cometido ningún delito.