La televisión cubana transmitió la noche de este sábado la película Víctor Frankenstein, una de las muchas versiones cinematográficas y televisivas de la novela de la escritora británica Mary Shelley. La historia del hombre que, juntando partes de cadáveres, crea un nuevo ser que termina resultando una monstruosidad rebelada contra su creador no deja de motivar a realizadores del cine y la televisión, y su «moraleja», tal vez sin ser algo pretendido por su autora literaria, no deja de hacerse realidad en la política contemporánea. La más reciente de las posibles asociaciones políticas del relato frankensteinano puede llegar de lo sucedido esta misma semana en las elecciones de medio término en el estado norteamericano de la Florida, donde el Partido Republicano obtuvo un resonante triunfo.
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