
Muy imperialmente, el Tribunal Supremo de Gran Bretaña resolvió que el pueblo de Escocia no puede realizar un plebiscito para decidir soberamente su independencia, menos sin la aprobación del legislativo inglés.
Hace ocho años los escoceses efectuaron un referéndum donde votaron de manera contraria a su autonomía respecto de Gran Bretaña. Sin embargo, en la actualidad, y debido a la salida del Reino Unido de la Unión Europea, sectores de Escocia han planteado que las condiciones han variado sustantivamente, toda vez que el pueblo escocés votó a favor de mantenerse en la Unión Europea, mientras que los ingleses, no.
Debido a lo anterior, el congreso de Escocia ahora está propiciando un nuevo plebiscito de carácter independentista para los últimos meses de 2023.
Frente al dictamen de la justicia británica, la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, se mostró decepcionada del fallo, pero expresó que su país no se negará a la democracia y que no por una resolución judicial británica se silenciará el clamor de la independencia escocesa.