
Entre el 21 y el 28 de abril de 2023 se llevará a cabo la Sexta Misión de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, FDIM, que sesionará en la ciudad de Bogotá con presencia también en el municipio cundinamarqués de Viotá. Ésta, en virtud del mandato del Punto Sexto del Acuerdo de Paz suscrito entre el gobierno colombiano y las FARC-EP, que hace a la FDIM junto con el Gobierno de Suecia y la Delegada de Naciones Unidas para la violencia sexual, parte del componente internacional que vela por la implementación del Enfoque de Género en el Acuerdo y su cumplimiento por parte del Estado.
Se da la Misión en un momento particularmente feliz para ese cometido. Y es que se hace en el marco de un gobierno amigo y comprometido con lo firmado. Y tanto, que recientemente el presidente Gustavo Petro ha denunciado que pareciera que lo suscrito lo hubiera sido con la exclusiva intención desarmar a la organización insurgente pero no de cumplir lo pactado. Dos ítems hablan con suficiencia de la advertencia presidencial: uno, el
inadmisible número de alrededor de trescientos cincuenta excombatientes asesinados a mansalva desde que se firmó el Acuerdo, lo que dice del incumplimiento de las garantías de seguridad y otro, la absoluta desfinanciación de los puntos más álgidos y centrales de las negociaciones de paz; el primero, la formalización y adquisición de varios millones de hectáreas para el campesinado. Eso, en consonancia con el reconocimiento estatal de que el
origen de la larga lucha armada de las Farc fue la cuestión agraria, la injusticia en la tenencia de la tierra de la cual no es ajeno el ancestral despojo a campesinos e indígenas. Los dos mandatarios anteriores no hicieron las provisiones presupuestales que ello imponía.
Afortunadamente la actual administración conforme con el discurso presidencial de leal acatamiento del Acuerdo, incluyó sus compromisos en el Plan Nacional de Desarrollo que como sabemos, es la hoja de ruta que con el amparo y fuerza que le da ser ley de la república, marca el derrotero a seguir por el gobierno que lo presenta. Y no solo eso: va más allá porque con su propuesta de Paz Total, un plan de pacificación sin antecedentes, aspira a desmovilizar, reincorporar o someter según el caso, a todas las organizaciones armadas que hay en el país. Tanto al histórico ELN, como a las disidencias de las Farc que no entraron al proceso y las que retomaron las armas en razón del traicionero entrampamiento que les hizo la Fiscalía General de la Nación. Y también a los grupos abiertamente delincuenciales y terroristas pero organizados y con gran poder de fuego como el Clan del Golfo y las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia.
Tal lo que con la autoridad que le da el mismo Acuerdo de Paz, va a verificar la Sexta Misión Internacional de la FDIM, conformada por delegadas de cinco países, Cuba, El Salvador, México, Venezuela y Perú. Dialogarán con el campesinado, las organizaciones populares y de mujeres, el Gobierno Nacional y el Partido Comunes nacido de las otroras Farc. Y significativo que la Misión vaya a trasladarse al municipio de Viotá histórico lugar de luchas agrarias, influencia guerrillera y cruel represión oficial y paraoficial, donde recopilará información con las mujeres en proceso de reincorporación.