Solo el comunismo puede salvar la vida en el planeta y liberar a trabajadoras/es y pueblos de la explotación

Comunalizar la sociedad desde el desarrollo de un nuevo modo de producción, que diluya el modo productivo capitalista.

Dedicado a Jorge Palma Donoso, miembro del Comité Central del MIR, primero en
señalar que la liberación de Trabajadores y Pueblos necesitaban de una nueva
materialidad.

INDICE

1) INTRODUCCIÓN.
2) PROGRESISMO Y «VICTORIAS HISTÓRICAS»,
3) LA REVOLUCION SOCIALISTA HA DEMOSTRADO SER CONTINUIDAD
DEL MODO DE PRODUCCIÓN MERCANTIL Y GENERADORA DE
NUEVOS IMPERIALISMOS,
4) LA LUCHA DENTRO DEL MODO DE PRODUCCIÓN MERCANTIL
CAPITALISTA Y DEL MATERIALISMO DIALÉCTICO DE LA
EXPLOTACIÓN, HA SIDO ENAJENANTE PARA TRABAJADORAS/ES Y
PUEBLOS. HA AYUDADO A DARLE CONTINUIDAD AL MISMO MODO
DE PRODUCCIÓN,
5) MATERIALISMO DIALECTICO HISTÓRICO. EL NUEVO MODO DE
PRODUCCIÓN PARA LA LIBERACIÓN DE TRABAJADORES Y
PUEBLOS Y PARA SALVAR LA VIDA EN EL PLANETA.


DESARROLLO

1) INTRODUCCIÓN
Este documento es producto de un intercambio de opiniones de 6 ex miembros del
MIR chileno: Beatríz Bataszew Contreras (ex integrante proyecto guerrillero Toqui
Lautaro Neltume), Ángel Sanhueza Garrido (ex militante en el sector estudiantil y
tareas de reconstrucción del partido durante la dictadura y desde su prisión apoyó a la
Comisión Militar), Hugo Urrestarazu Silva (ex integrante de tareas cerradas del Comité
Exterior MIR), David Farías Delva (ex miembro de la Comisión Militar del MIR), Jorge
Hernández Figueroa (ex miembro de la FACH, ex GAP y ex miembro de la Comisión
Militar del MIR) y Hernán Aguiló Martínez (ex sub Secretario General y Jefe del MIR
en Chile 1975- 1986).


Nuestra reflexión tiene como antecedentes las dos derrotas táctico-estratégicas del
MIR (primera derrota años: 1973-1975 y segunda derrota años: 1979-1984), así como
el derrumbe del socialismo real a partir de 1987.
En tanto militantes de un partido revolucionario que tenía como objetivo estratégico
la conquista del poder para la construcción del socialismo, como fase previa del
comunismo, nuestra autocrítica tiene como antecedente histórico nuestro compromiso
militante con la estrategia que llevó al MIR a sufrir las dos derrotas señaladas.
Asimismo, recoge como antecedente histórico principal, que, a partir del derrumbe del
socialismo real, se produce un reimpulso de las fuerzas productivas del capital, dando
origen al multiimperialismo y transnacionalización de la economía como nunca antes
vista en la historia.
Nuestra reflexión no es coyunturalista, ni busca denunciar las sabidas consecuencias
de la explotación sobre trabajadores y pueblos. Se centra en desentrañar el por qué,
después de 200 años de lucha, de que la gran mayoría de las/los trabajadores y
pueblos del planeta, sigan enajenados en el modo de producción mercantil capitalista
y por qué no ha aumentado su consciencia, tal como supusieron Marx, Engels y la tesis
de Revolución Socialista.
Nuestra reflexión toma el materialismo dialéctico e histórico como método de análisis,
aplicándolo a los resultados reales de 200 años de lucha, para llegar a concluir que
la lucha se ha desarrollado dentro del mismo modo de producción del capital y por lo

mismo, ha sido parte de su desarrollo y no de su superación hacia un modo de
producción sin explotación. Estos antecedentes están desarrollados en los capítulos
2, 3 y 4 del documento.
En el capítulo 5 se desarrolla la necesidad de un nuevo materialismo dialéctico
histórico, al margen del modo de producción mercantil, con el objetivo de superar la
enajenación y a la vez, salvar la vida en el planeta. Se entregan antecedentes sobre
su surgimiento primario y los aspectos enajenantes necesarios de superar para que
las/los trabajadores y pueblos generen su propio modo de producción no mercantil.
En este documento no hay descripciones de luchas, ni «ejemplos de lucha» a seguir,
tampoco hay ejemplos de «líderes irremplazables» por su consecuencia en la lucha. No
hay descripciones de las atrocidades que el capital ha cometido contra trabajadores y
pueblos en estos últimos 200 años. Lo que se busca desentrañar son las razones que
posibilitan que el capital siga dominando y porqué la lucha dentro de su modo de
producción no es el remedio para su superación. Lo que se busca demostrar es que
sólo a partir de un nuevo modo de producción se puede salvar la vida en el planeta y
superar la explotación: ese nuevo modo de producción, donde la generación de la
riqueza sea social y su apropiación también sea social. Es decir, el comunismo, como
horizonte estratégico.
Hernán Aguiló Martínez

2) PROGRESISMO Y «VICTORIAS HISTÓRICAS».
En los últimos veinte años han habido muchas «victorias históricas» en América Latina.
En Chile todos los gobiernos de la concertación, empezando por Patricio Aylwin han
sido catalogadas de «victorias históricas». También han sido «victorias históricas» los
gobiernos de Lula y Dilma Rousseff en Brasil. Lo mismo los gobiernos de Rafael
Correa en Ecuador, del Frente Amplio en Uruguay, del MAS en Bolivia y de Pedro
Castillo en Perú. Por último, Gustavo Petro de Colombia también ha sido
considerado como parte de estas “victorias históricas».
Es probable que se me queden en el tintero otras «victorias históricas».
Sin embargo, a pesar de estas «victorias históricas», el modelo neoliberal como un
modelo más del desarrollo del capitalismo en América Latina, sigue campeando a sus
anchas y también a nivel planetario. El modo de producción mercantil, base material
de la explotación sigue su curso inexorable en todos los países de América Latina,
ayudado por estas «victorias históricas» del progresismo. Las grandes
transnacionales de los países imperialistas de EE. UU., China, Rusia y Europa siguen
su proceso de explotación de los trabajadores y pueblos en el continente. Siguen con
su proceso de extracción de recursos naturales renovables y no renovables. Las
«victorias históricas» del progresismo y sus gobiernos, forman parte y seguirán
formando parte de los modelos neoliberales o cualquier otro modelo capitalista que lo
sustituya. Mantendrán el modo de producción mercantil, no detendrán la
extracción indiscriminada de los recursos naturales, seguirán permitiendo la
destrucción de los ecosistemas locales y del ecosistema planetario. Forman parte
del actual desarrollo de las fuerzas productivas del capital nacional y trasnacional,
son responsables del calentamiento global y de la destrucción de la vida en el
planeta. Los gobiernos de las «victorias históricas», forman parte de los que
administran y representan políticamente el desarrollo del capital nacional y
trasnacional en el actual momento histórico de su desarrollo, y la actual división
internacional del trabajo. Son una versión más del materialismo dialéctico de la
explotación y de la extracción de plusvalía. Son gobiernos que ayudan al capital
a revolucionarse, que ayudan al capital a realizar las reformas institucionales (como la
Convención Constitucional chilena), necesarias para seguir revolucionando el modo de
producción mercantil y enajenante. De esa forma hacen creer a los trabajadores y
pueblos que estamos en presencia de un «gran cambio histórico», y tratan así, de

tranquilizar su descontento y retrasar su consciencia de clase. El progresismo forma
parte de la modernización de las fuerzas policiales y armadas de la
contrainsurgencia, tal como lo está haciendo el Gobierno de Boric en Chile y en otros
estados del continente y del planeta.
«Victorias históricas» para que lo esencial siga igual y el engaño y la
enajenación de los pueblos siga su curso.

3) LA REVOLUCION SOCIALISTA HA DEMOSTRADO SER
CONTINUIDAD DEL MODO DE PRODUCCIÓN MERCANTIL Y
GENERADORA DE NUEVOS IMPERIALISMOS.

Las revoluciones socialistas del siglo pasado demostraron ser una estrategia política
que también permitió al capital mantener el modo de producción mercantil
enajenante y explotador. Generó desde su seno nuevos imperialismos que forman
parte de la nueva fase del desarrollo de las fuerzas productivas del capital, y de su
modelo neoliberal capitalista aún vigente. La revolución socialista es una estrategia
no dirigida por las/los trabajadores y pueblos, sino por vanguardias que prometieron y
siguen prometiendo una supuesta liberación una vez que se alcance el triunfo de la
revolución. Millones de trabajadoras/es y pueblos entregaron sus vidas en el siglo
pasado por las revoluciones socialistas que resultaron ser un mito. Y una
reproducción del capital en otras condiciones.
La revolución socialista no fue y no será la fase inicial de la generación de un nuevo
modo de producción, sino por el contrario su reafirmación. La dialéctica de la
Revolución Socialista tiene las patas arriba. Tiene las patas arriba y la cabeza
abajo por dos razones:
Primero, porque la propuesta y práctica de la revolución se ha desarrollado
sin una base material distinta a la del capital, sin un nuevo modo de
producción liberador. Es una propuesta y práctica contraria al materialismo
dialéctico histórico
Segundo, porque las/los trabajadores y pueblos les delegan su
representatividad a terceros, y no son ellos los que generan su propio
proceso liberador del capital.
El surgimiento del modelo neoliberal en curso ha sido posible, en parte, gracias al
surgimiento de los nuevos imperialismos: el multiimperialismo en el nuevo orden
planetario. Los nuevos imperialismos son herencia histórica de las revoluciones rusa y
china. Esas revoluciones, en vez de ser, la fase de transición hacia el comunismo, han
sido la fase inicial de la formación de nuevos imperialismos.
La estrategia de la revolución socialista es una estrategia sin la base material para un
nuevo modo de producción liberador de trabajadoras/es y pueblos: ella
reafirma la base material del capital.

Como militante y jefe del MIR en Chile, formé parte de esa estrategia
vanguardista por la revolución socialista, que, a raíz de los resultados, se
demuestra que no nos condujeron por el camino de la liberación de las/los
trabajadores y pueblos, sino a nuevos modelos de desarrollo del
capitalismo. No podemos arrepentirnos de haber formado parte de esa lucha. Hoy no
podríamos hacer este balance autocrítico, sin haber participado activamente en el
anterior. Sin haber impulsado todas las formas de lucha por su consecución. Pero
habría que estar ciego para no ver cuáles fueron sus resultados.
Por las razones antes expuestas, es que junto a otros ex miristas hemos llegado a la
conclusión que debemos revisar nuestro pasado. En este sentido somos
revisionistas, pero lo somos por la izquierda, no formamos parte del
revisionismo mirista que apoyó y sigue apoyando a los gobiernos progresistas
y a los «triunfos históricos», que como señalamos han ayudado al capital
nacional y trasnacional a revolucionar su modo de producción mercantil,
explotador y enajenante.
La liberación de las/los trabajadores y pueblos sólo será posible si se genera
una clase para sí y un nuevo modo de producción, el modo de producción
comunista.

4) LA LUCHA DENTRO DEL MODO DE PRODUCCIÓN
MERCANTIL CAPITALISTA Y DEL MATERIALISMO DIALÉCTICO
DE LA EXPLOTACIÓN, HA SIDO ENAJENANTE PARA
TRABAJADORAS/ES Y PUEBLOS. HA AYUDADO A DARLE
CONTINUIDAD AL MISMO MODO DE PRODUCCIÓN.

4-1 La Producción Social de la riqueza y la apropiación acumulada
en clases dominantes, hasta nuestros días ha sido transhistórica.
En todos los modos de producción desde que existen las clases sociales, la
producción de la riqueza ha sido social y la apropiación acumulada en sus clases
dominantes. En el modo de producción esclavista la apropiación se realizaba en forma
directa y violenta sobre los esclavos. En el modo de producción feudal la apropiación
se realizaba a través de la servidumbre. En el modo de producción mercantil
capitalista, la apropiación se realiza a través de la extracción de plusvalía y la
explotación de trabajadores, es decir, a través de la riqueza generada no remunerada
al trabajador.
Lo anterior significa que el carácter social en la generación de riqueza ha estado
presente en todos los modos de producción incluyendo el mercantil capitalista actual.
Históricamente, la producción de riqueza siempre ha sido social y la apropiación siempre
ha sido para las clases dominantes. Ambas características han sido hasta ahora
transhistóricas, han estado presente en todos los modos de producción. La
historia de la lucha de clases hasta ahora ha sido la historia de los diferentes
modos de producción, donde la riqueza producida socialmente, ha sido
apropiada por las clases dominantes.
Mientras no se supere la transhistoria de la apropiación por clases
dominantes, seguirá existiendo la lucha de clases. Sólo en el modo de
producción, donde la producción de la riqueza sea social y la apropiación
sea social, se terminará con la explotación y la lucha de clases.

4-2.- La particularidad de la apropiación de la riqueza en el modo
de producción mercantil capitalista.
Sólo en el modo de producción mercantil capitalista, la forma de apropiación de esa
riqueza generada socialmente se realiza a través de la teoría del valor, que es la que
oculta esa apropiación en el capitalismo. Esta es la gran diferencia con los
modos de producción esclavista y feudal. Esta particularidad sobre cómo la riqueza
social es apropiada en el modo de producción mercantil capitalista es lo que le
permite al capital ocultar su apropiación y generar la idea en las/los
trabajadores y pueblos de que son libres de vender su fuerza de trabajo y
también son libres para comprar las mercancías que necesitan para su
subsistencia.
Como se sabe, esta apropiación se realiza a través de la extracción de la plusvalía
(plus valor), que es la parte del trabajo que genera riqueza y que no se les remunera
a las/los trabajadores, pues a los mismos no se les paga por el trabajo que genera la
riqueza, sino por la fuerza de trabajo que se transa en el mercado como una
mercancía más.
El carácter social en el modo de producción mercantil se produce a través del
intercambio de mercancías y porque los trabajadores al vender su fuerza de trabajo
pueden adquirir otras mercancías que les son necesarias para su subsistencia. Pero el
hecho de que, por esta razón sea social, no significa que exista consciencia
social de la extracción de plusvalía y de la explotación a que están sometidos.

4-3.- La revolución socialista, la teoría del valor y la enajenación de
trabajadoras/es y pueblos. Necesidad de superar la teoría y la
práctica de la revolución socialista
La teoría de la revolución socialista surge con Marx y Engels. Posteriormente fue
desarrollada e implementada por Lenin y los revolucionarios del siglo XX. Esta teoría
supuso que el proletariado iba a ir adquiriendo más consciencia de clase en
la medida que se desarrollaran las fuerzas productivas capitalistas. Si la
premisa supuesta por Marx, Engels y Lenin fuera cierta, con el desarrollo ya
alcanzado por las fuerzas productivas capitalistas, las trabajadoras/es y pueblos
tendrían mucha más consciencia de la necesidad de otro modo de producción,

y ha sucedido lo contrario, porque su lucha ha sido fundamentalmente
una lucha dentro del mismo modo de producción y porque los trabajadores son
parte de la composición orgánica del capital. Han sido subsumidos por éste,
pasando a ser un elemento más del aparato productivo. Al formar parte de su modo
de producción las/los trabajadores no buscan generar un modo de producción distinto,
sino, que, por el contrario, buscan a través de sus luchas, disputarle cuotas de
plusvalía al capital, a los dueños de los medios de producción, para que le suban el
precio a su fuerza de trabajo y así, poder adquirir más mercancías. Históricamente,
no han aumentado su consciencia anti mercantil, porque se han enajenado en
una disputa mercantil dentro de ese modo de producción y porque forman
parte de la composición orgánica del capital. Esa enajenación, siguió estando
presente en el socialismo real, más allá de algunos esfuerzos políticos e ideológicos
idealistas de algunos dirigentes y militantes de los «partidos y/o movimientos de
vanguardia», quienes, por la vía de la lucha ideológica y política trataron de que el curso
fuera distinto. Esos esfuerzos fueron y son idealistas, porque sin una nueva base
material es imposible cambiar el curso de la historia. La necesidad de una nueva
base material está en concordancia con el propio materialismo dialéctico e histórico
desarrollado por Marx y Engels.
La propuesta de la revolución socialista tiene su base en la teoría del valor. Sus
creadores supusieron que en la medida que se desarrollaran las fuerzas productivas
capitalistas, la contradicción entre las/los trabajadores y la burguesía se haría
antagónica y que ese antagonismo, resolvería la contradicción entre el capital
y el trabajo.
Como se señaló, la propuesta que dio origen a la teoría de la revolución socialista
partió del supuesto de que la contradicción burguesía proletariado, se resolvería por
una agudización de la contradicción al interior del modo de producción mercantil
capitalista, como consecuencia del propio desarrollo de la acumulación de riqueza no
remunerada al trabajador.
Si bien lo anterior no ha sido realidad, es importante señalar que la teoría del
valor sigue vigente para explicarnos y entender el proceso de acumulación del
capital y para entender el materialismo dialéctico de la explotación. Para
entender, por ejemplo, el surgimiento de los nuevos imperialismos en el nuevo
orden mundial desde principios del siglo XXI, para entender sus disputas por

espacios geopolíticos y por extracción de plusvalía en diferentes partes del
planeta, para entender las verdaderas causas de las guerras
interburguesas e interimperialistas. Pero el desarrollo del capitalismo ha
demostrado que, dentro del modo de producción mercantil capitalista, la
contradicción entre trabajadoras/es y pueblos, por un lado, y burguesía e
imperialismos, por el otro, no se ha hecho antagónica, no ha generado un
aumento de la consciencia de las/los trabajadoras/es y pueblos, tal como
supusieron Marx, Engels y la teoría de la revolución.

4-4.- Ciclos de la lucha, modo de producción mercantil y
enajenación.
En los últimos 200 años, las luchas han estado insertas en el modo de producción
mercantil capitalista, y han formado parte del desarrollo de las fuerzas productivas del
capital.
Las luchas de las/los trabajadores y pueblos se han desarrollado para exigirle al
capital, a sus estados de dominación y a las organizaciones internacionales
generados por el capital, mayores derechos.
Los programas de las revoluciones socialistas dirigidas por vanguardias prometieron
darle solución a estos derechos, como fase inicial de un proceso para transitar hacia el
comunismo. ¿Por qué estas luchas no han logrado superar el modo de
producción del capital? ¿Cómo han ayudado a su reproducción y cómo han
ayudado a que la enajenación siga estando presente en la mayoría de las
trabajadoras/es y pueblos del planeta?
La historia de las luchas de clases hasta nuestros días ha sido la historia de los distintos
modos de producción, donde la producción de la riqueza es social y la apropiación ha
sido para las clases dominantes. Hasta ahora, la generación de un nuevo modo de
producción ha traído consigo el desarrollo de una nueva clase social
dominante.
Las luchas de los últimos 200 años no han generado un modo de producción que
supere la transhistoriedad anterior. Las luchas de trabajadoras/es y pueblos que
se han desarrollado, ya sea dentro de las institucionalidades de los estados
capitalistas nacionales o por fuera de esas institucionalidades, han mantenido la
transhistoriedad de la apropiación de la riqueza y específicamente la apropiación

de la riqueza por las burguesías nacionales e imperialistas. En todo este período
histórico, las trabajadoras/es y pueblos no se han planteado la generación de un
modo de producción que supere el modo de producción mercantil capitalista y la
transhistoriedad de todos los modos de producción anteriores. Sus luchas se han
centrado en:


a) exigir o solicitar que sus derechos sean resueltos por representantes políticos, es
decir, le han delegado como clase y como pueblos su representatividad a
terceros. Ya sea a representantes políticos dentro de las institucionalidades de los
estados nacionales o por fuera de esas institucionalidades, pero teniendo en común
que le delegan a terceros su representatividad.
b) Sus derechos han sido fundamentalmente mercantiles y por lo mismo, han
exigido a las instituciones que genera el capital que les dé solución a esos
derechos. Han sido luchas fundamentalmente peticionistas de mercancías y
derechos.
En el caso de las revoluciones socialistas este peticionismo fue trasladado a los
partidos de vanguardia. Después del triunfo de las revoluciones, sin haberse
generado previamente el nuevo modo de producción, las «vanguardias» y los
estados revolucionarios siguieron con el modo de producción mercantil
capitalista y, las trabajadoras/es y pueblos supuestamente liberados por sus
representantes políticos siguen enajenados en el modo de producción
mercantil.
c) Sus luchas han alcanzado mayor masividad y radicalidad, en los momentos de las
crisis cíclicas del desarrollo del capital. En esos momentos se agudiza la pérdida de
derechos y empeoran las condiciones de vida y supervivencia de las trabajadoras/es
y pueblos. En esas crisis se han producido las mayores protestas y procesos
de insurgencia. En algunos casos tuvieron como consecuencia el triunfo de las
revoluciones socialistas. Pero, eso no significó una superación de la
enajenación. La radicalidad y masividad no ha significado un aumento de la
consciencia no mercantil. La causa de esta falta de consciencia se debe a que
esas luchas han formado parte de las crisis cíclicas del capital y del
surgimiento de nuevos modelos de dominación, pero manteniendo el mismo
modo de producción explotador y enajenante. En las revoluciones socialistas

el modo de producción mercantil siguió su curso, cambiando solo el modelo
de explotación y extracción de plusvalía.

d) Como se señala en el punto c) anterior, las luchas han alcanzado mayor
radicalidad y masividad en las crisis cíclicas del capital. En esos momentos los
partidos de «vanguardia” han caracterizado a esos períodos como pre revolucionarios
o revolucionarios, señalando que hay un aumento en la consciencia de las
trabajadoras/es y pueblos por su decisión de lucha. En general en esos momentos el
capital a través de sus instituciones estatales, adoptan la táctica del garrote y la
zanahoria:

  • Aumentan las medidas represivas y de contrainsurgencia hacia los sectores
    que protestan en forma más radical o utilizan formas de insurgencia armada;
  • Paralelamente abren mesas de dialogo con los sectores reformistas y
    dispuestos a negociar dentro de la institucionalidad estatal.
  • A través de los medios de comunicación controlados por el gran capital
    nacional y transnacional, inician una campaña de desprestigio hacia todos los
    sectores políticos y sociales que se oponen a los procesos de negociación. Esto,
    como parte de su política contrainsurgente.
    Eso es lo que ha sucedido (por solo dar un ejemplo) en Chile, en las dos últimas grandes
    protestas nacionales de los últimos 50 años: la protesta de la década de los 80 durante
    la dictadura en el siglo pasado y la reciente protesta de octubre del 2019. En
    ninguna de esas situaciones las trabajadoras/es y los pueblos han
    aumentado su consciencia no mercantil. Cuando las clases dominantes consiguen
    calmar los ánimos, empieza un nuevo ciclo de desarrollo del capital, siempre con un
    costo de transgresión de derechos humanos y el compromiso de que éstos no se
    volverán repetir: sin embargo, el nunca más, vuelve a hacerse más, en la
    próxima crisis cíclica del capital.

Después de la calma, vienen «las luchas» por los petitorios a la institucionalidad
estatal y organizaciones internacionales por la libertad de los presos políticos y
otras transgresiones a los derechos humanos. Todo esto, acompañado, la mayoría de
las veces, de elecciones dentro del marco de las democracias burguesas que no
hacen otra cosa que aumentar la enajenación de los trabajadores y pueblos.
izquierda institucional y sectores de los revolucionarios han sido los principales

promotores de este coyunturalismo electoral que en 200 años de lucha ha sido
uno de los factores más enajenantes para trabajadoras/es y pueblos, pues no solo
han reafirmado una y otra vez las superestructuras institucionales de la dominación
burguesa, sino además han generado la ilusión de cambios históricos que nunca
se han producido.
Para sus impulsores, la lucha en esos momentos coyunturales son sinónimo de mayor
consciencia. Sin embargo, en las trabajadoras/es y pueblos no se ha generado
una mayor consciencia no mercantil. Todo el ciclo de lucha ha sido parte del proceso
reproducción del capital, demostrándose que esta dialéctica de lucha tiene las
patas arriba y la cabeza abajo. La base material de la explotación sigue intacta.
El materialismo dialéctico de la explotación y extracción de plusvalía sigue su
curso.

e) Las luchas han sido coyunturalistas y responden a la reacción espontanea
del descontento de trabajadoras/es y pueblos frente a las injusticias. Tanto
las luchas dirigidas por partidos políticos reformistas dentro de la institucionalidad
burguesa, como por fuera de ella, no se plantean el cuestionamiento del modo
de producción mercantil y menos la generación de un nuevo modo de
producción.
Todas las luchas han girado al ritmo de las crisis del capital y de sus contradicciones
interburguesas e interimperialistas. Las luchas se han desarrollado al ritmo de las
coyunturas que generan las crisis del capital y que forman parte de su propio
desarrollo, crisis que no ponen en cuestión el sistema y su modo de
producción, crisis que son aprovechadas por el capital como una oportunidad
para reacomodar sus fuerzas productivas desarrollando nuevos modelos
productivos y políticos y como consecuencia de esto, el reacomodo también de
sus propias institucionalidades estatales. En algunos casos el capital
implementa nuevos modelos de desarrollo (cuando la crisis es global) y en
otros casos, sólo realiza algunos reacomodos del mismo modelo de
desarrollo.

f)Todas las luchas han sido nacionales. El espacio nacional es contradictorio con la
generación de un modo de producción anti mercantil, favorece la división de
trabajadores y pueblos, genera racismo y discriminación entre trabajadores y pueblos

de distintas naciones. Todos los proyectos nacionales de «liberación» del siglo pasado
y lo que va del siglo XXI, han terminado siendo parte y continuidad del desarrollo del
capital y del materialismo dialéctico de la explotación y extracción de plusvalía. Por lo
mismo, las luchas autonomistas cualquiera sea su origen, son contradictorias con la
generación de un nuevo modo de producción y si logran el autonomismo, ninguna ha
terminado y no puede terminar con el modo de producción mercantilista, que
es la causa de la existencia de la lucha de clases en el actual desarrollo
histórico del capital.
Un ejemplo emblemático del siglo pasado fue el desenlace de la revolución
vietnamita dirigida por el Partido Comunista, que no superó el capitalismo. Ahí hubo
una participación masiva del pueblo que luchó contra el enemigo externo (primero
el colonialismo japonés, después el francés y por último contra el imperialismo
norteamericano). Sin embargo, a pesar del heroísmo de todas esas luchas de casi
5 décadas (que tuvo un costo humano de 10 millones de personas), esas luchas
terminaron reafirmando el modo de producción mercantil y capitalista. Hoy grandes
trasnacionales operan en Vietnam y explotan al pueblo vietnamita.
Otro ejemplo emblemático del siglo pasado fue la Gran Guerra Patria de la Unión
Soviética en la segunda guerra mundial, con un costo de más de 20 millones de
muertos de las distintas repúblicas que en ese entonces constituían la Unión
Soviética. Hoy todas esas repúblicas están en el capitalismo y Rusia se ha
transformado en un país imperialista. Su invasión reciente sobre Ucrania demuestra
que su único interés actual, es disputarles a los imperialismos norteamericano y
europeos un espacio geopolítico y económico para su proyecto capitalista. Como
siempre ha sucedido en todas las guerras entre países capitalistas, el costo humano
de esta guerra lo están pagando las trabajadoras/es y pueblos de Ucrania y de Rusia.

g) Las luchas han girado en torno a la acumulación de fuerzas dentro del mismo modo
de producción mercantil. Ha sido una permanente disputa de fuerzas políticas
reformistas institucionales y extrainstitucionales, que supuestamente se enfrentan al
capitalismo. La historia de los últimos 200 años ha demostrado que estas
acumulaciones de fuerzas se han realizado dentro del modo de producción mercantil
capitalista. Las trabajadoras/es y pueblos han sido arrastrados a estas
luchas de acumulaciones de fuerzas enajenantes donde siempre hay una
disputa entre reformistas institucionales y reformistas revolucionarios por su

hegemonía. Históricamente ninguna de estas acumulaciones de fuerzas ha
llevado en su seno un modo de producción distinto al modo de producción
mercantil capitalista. Por lo mismo, las estrategias de acumulación de
fuerzas también han sido enajenantes y parte de la continuidad del capital.

h) Algunos sectores políticos que dirigen las luchas levantan como solución a la
acumulación de fuerzas la sumatoria de todas las formas de lucha: formas de lucha
legales y abiertas (dentro de las institucionalidades), ilegales (armadas e insurgentes)
con la idea que esa sumatoria tendrá como resultado final el triunfo de la revolución o
un aumento en la consciencia de clase. Ni el triunfo de las revoluciones o sus intentos
fallidos en las protestas más masivas, han significado un aumento de la consciencia no
mercantil. En los intentos fallidos esta táctica ha terminado favoreciendo para que la
hegemonía política la tomen los sectores que negocian una salida a la crisis, como
sucedió en la reciente protesta del 2019 en Chile, cuya articulación negociada estuvo
a cargo entre otros, por el actual presidente Boric, por los partidos de la Concertación y
del Frente Amplio. Esta estrategia sólo prolonga una y otra vez, el modo de
producción mercantil capitalista y también forma parte de la enajenación de
trabajadoras/es y pueblos.
i) Las luchas anti patriarcales, al igual que las otras luchas se han desarrollado
mayoritariamente dentro de las institucionalidades del capital nacional y de sus
organizaciones internacionales.
Los anteriores aspectos en particular cada uno de ellos y como conjunto, forman parte
de la enajenación y están entrelazados entre sí. No es que haya que superar
algunos de ellos para superar la enajenación. Forman parte de luchas políticas e
ideológicas sin base material liberadora. Forman parte y son confirmadoras del modo
de producción mercantil. Forman parte de una dialéctica patas arriba, una
dialéctica sin base material liberadora y por lo mismo, reafirman lo
establecido.

4-5.- Luchas autonomistas de pueblos originarios y modo de
producción mercantil.
Las luchas políticas de movimientos de pueblos originarios que tienen como objetivo
la autonomía nacional no asegura la superación del capitalismo y su modo de
producción mercantil. Las principales razones son las siguientes:

  • primero, en los pueblos originarios históricamente, también ha habido
    producción social de la riqueza y apropiación por parte de clases dominantes.
    Esto antes de las colonizaciones española y portuguesa. En América
    Latina antes de la colonización hubo imperios como el Azteca y el Inca donde
    existían clases sociales cuyo modo de producción era social y la apropiación de
    la riqueza era para clases dominantes. Esto, independientemente de que antes
    de la colonización no existiera modo de producción mercantil, pero sí hubo
    apropiación por clases dominantes de la riqueza producida socialmente. Es
    decir, en los pueblos originarios también hay transhistoria de apropiación de la
    riqueza por clases dominantes.
  • segundo, porque al interior de los pueblos originarios también existen
    modos de producción mercantiles que fueron introducidas a partir de las
    revoluciones independentistas.
    Hay muchos sectores de indígenas en América Latina donde prima el modo
    de producción mercantil y no el comunitario. La dominación burguesa de más
    de 200 años también ha generado enajenación mercantil en los pueblos
    originarios. Un porcentaje significativo de ellos participan como
    comerciantes o como pequeños productores en el modo de producción
    mercantil. Por lo mismo, no es tan claro que los procesos de recuperación de
    tierras levantada por los autonomistas indígenas, vaya en la dirección de un
    modo de producción comunitario y que vaya en la dirección de la extinción de
    la lucha de clases.
  • tercero, porque todo proyecto de autonomismo (aunque sea de pueblos
    originarios), va en la dirección nacionalista, en la dirección de la constitución
    de un nuevo estado de dominación dirigido por una vanguardia revolucionaria
    (ejemplo la CAM). En el caso de triunfar no podrá de dejar de ser un Estado
    sin clases sociales o en proceso de extinción de clases. Las clases sociales
    existen porque existe producción social de riqueza y apropiación de esa riqueza
    por clases dominantes. Todas las luchas nacionalistas del siglo pasado han
    derivado a nuevos estados capitalistas, a nuevos modelos de desarrollo del
    capitalismo, pero manteniendo el mismo modo de producción.

  • cuarto, porque, aunque sea una lucha por recuperar las tierras arrebatadas,
    la dialéctica de lucha tiene las patas arriba, porque no tiene como prioridad
    la generación de un modo de producción no mercantil.
  • quinto, hoy por el desarrollo alcanzado por las fuerzas productivas del
    capital, para generar un proyecto libertario de trabajadoras/es y pueblos, el
    mismo tiene que concebirse como un proceso planetario y sin fronteras.
    4-6 Conclusiones de la lucha dentro del modo de producción mercantil
    capitalista y del materialismo dialéctico de la explotación.
    a) Ninguna de las luchas del siglo XIX, XX y lo que va del XXI, ha llevado en su interior
    un modo de producción distinto al modo de producción mercantil capitalista,
    incluyendo aquellos que se han declarado y declaran anticapitalistas. Por lo mismo,
    sus ciclos han formado parte de la reproducción del capital. Incluyendo las
    luchas revolucionarias y las revoluciones socialistas que dieron continuidad al
    desarrollo del capital.
    b) No es la lucha y la emancipación política lo que superará la enajenación. Es la
    forma de producir lo que genera la enajenación y a la vez, permite al capital
    mantener el materialismo dialéctico de la explotación. Ni las «victorias históricas»
    del progresismo, ni las revoluciones socialistas han sido procesos liberadores. Han
    reafirmado el mismo modo de producción mercantil. Sólo han ayudado al capital a
    superar sus crisis cíclicas y han permitido darle continuidad al proceso de
    explotación. A la vez, las trabajadoras/es y pueblos han seguido enajenados en
    ese modo de producción del capital.
    c) Los aspectos en particular y como conjunto que han estado presente en más de
    200 años de lucha y que han permitido que la enajenación haya permanecido en el
    tiempo son:
  • Las trabajadoras/es y pueblos le han delegado a terceros su
    representatividad. – las luchas siempre han sido peticionistas de
    mercancías y derechos.
  • Los ciclos de radicalidad y masividad de las luchas han formado parte de las
    crisis cíclicas del capital, y a la vez, han sido parte de la superación de
    esas crisis.

  • El coyunturalismo de los partidos reformistas institucionales y
    revolucionarios ha sido parte también de la enajenación, pues siguen el ritmo
    de los mayores descontentos que generan las crisis cíclicas del capital.
    Pasada la coyuntura vuelve la paz, el capital inicia un nuevo ciclo de desarrollo,
    y no se ha generado una consciencia no mercantil. Por el contrario, se
    reafirma la enajenación, aumentada por el coyunturalismo electoral que
    promueve la izquierda institucional y los sectores de la izquierda revolucionaria.
  • Las luchas al tener un carácter nacional, dividen a trabajadoras/es y
    pueblos, los hacen competir entre ellos por puestos de trabajo y derechos.
    Incentivan el racismo entre los pueblos de distintas naciones.
  • Las acumulaciones de fuerzas de los partidos reformistas
    institucionales y revolucionarios, han formado parte de la enajenación, pues
    conducen a trabajadores y pueblos a luchas que no tienen como objetivo la
    superación del modo de producción mercantil capitalista, sino por el contrario
    a peticiones de mercancías y derechos.
  • La estrategia de las sumatorias de formas de lucha ha sido parte también
    esa enajenación.
    d) Las luchas, las revoluciones socialistas y los proyectos autonomistas
    nacionales, dan continuidad al modo de producción mercantil capitalista, no
    superan la transhistoria de la apropiación de la riqueza por clases dominantes
    y por lo mismo, dan continuidad a la lucha de clases.

4-6 La situación del multiimperialismo y las alianzas de las
naciones del capital en el materialismo dialéctico de la explotación
y extracción de plusvalía.
Con el derrumbe de socialismo real y la derivación de las revoluciones socialistas a
nuevos modelos del desarrollo del capital, desde principios del siglo XXI, se
configuró una nueva situación internacional con el surgimiento de los
multiimperialismos.
La generación y desarrollo de los multiimperialismos le ha permitido al capital afianzar
el modelo neoliberal en curso y extenderlo a todos los rincones del planeta. Lo anterior,
independientemente de que el desarrollo del capital sea desigual en las distintas
naciones que conforman el planeta tierra. Estamos en un momento histórico del
desarrollo del capital donde los distintos imperialismos y trasnacionales cruzan todos
los continentes y países del planeta. Esta es la gran diferencia con el siglo pasado
donde el imperialismo norteamericano dominaba casi sin contrapeso el desarrollo del
capital a nivel mundial. Esta nueva situación es fundamental para entender como hoy
se desarrolla la explotación y extracción de plusvalía de trabajadores y pueblos y para
entender las disputas del capital entre los distintos imperialismos. Estas disputas
están presentes en todos los continentes. Los imperialismos y trasnacionales los
cruzan a todos. Los imperialismos y trasnacionales forman parte de la actual fase
superior del capitalismo.
Como los imperialismos y trasnacionales están presentes en todos los continentes,
independientemente de las características de desarrollo del capital en cada nación, los
imperialismos pueden compartir y/o disputarse la extracción de plusvalía en cada
nación. Distintas trasnacionales hoy pueden operar tanto en Chile como en Venezuela,
en Cuba o Brasil cuyos modelos de desarrollo del capital son diferentes, pero que tienen
en común el mismo modo de producción mercantil. Como en momentos comparten y
en otros momentos se disputan la extracción de plusvalía, a su vez las alianzas entre
naciones y bloques son inestables. Estas alianzas y bloques inestables son las
causantes de las guerras locales por la disputa de espacios geopolíticos específicos
para la extracción de plusvalía y la explotación de los trabajadores y pueblos. La guerra
en Ucrania, las guerras en Medio Oriente y África son un ejemplo de lo señalado.

En América Latina la influencia de los imperialismos chino y ruso va en ascenso y ha
dejado de ser el patio trasero exclusivo del imperialismo yanqui. Hoy es un patio trasero
compartido entre distintos imperialismos y trasnacionales.

5) MATERIALISMO DIALECTICO HISTÓRICO. EL NUEVO MODO
DE PRODUCCIÓN PARA LA LIBERACIÓN DE TRABAJADORAS/ES
Y PUEBLOS Y PARA SALVAR LA VIDA EN EL PLANETA.
5-1.- Agotamiento del desarrollo de las fuerzas productivas
capitalistas. Decrecimiento de la vida en el planeta.
El desarrollo de las fuerzas productivas del capital empieza a agotarse, no por las
contradicciones internas de su modo de producción y tampoco por las luchas que
trabajadores y pueblos han desarrollado en su interior. Tal como sucedió con los
modos de producción anteriores, empieza a agotarse y se hace necesario uno
nuevo porque el desarrollo del capital se hace inviable con la explotación sin
control los recursos renovables y no renovables del planeta; la explotación
extrema de los mismos está llegando a una situación donde se ha iniciado un
proceso decreciente de la vida en el planeta, con el riesgo de la desaparición no
sólo de la vida humana, sino de todo tipo de vida.
Bajo el actual modo de producción y con un desarrollo desenfrenado de las fuerzas
productivas del capital, donde los recursos naturales se están agotando y donde el
planeta está llegando a un límite de su capacidad para sostener la vida, puede
producirse un desastre que termine con el ecosistema planetario y por lo mismo con la
vida.
Pero, por otro lado, el modo de producción del capital no puede frenar el
desarrollo de la producción de mercancías. Ese es su motor interno. Si lo frena
no tendría razón de existir. Ese proceso no puede detenerse. No puede
autodestruirse, como ningún otro modo de producción anterior lo ha hecho
históricamente (el feudal y el esclavista).
Y por la misma razón, no es posible evitar un desastre del ecosistema planetario
dentro del modo de producción capitalista. Lo único que puede parar este desastre es
un nuevo modo de producción, cuyo motor no sea la explotación y la generación de
plusvalía, sino la producción de valores de uso al servicio humano y la vida, y
que a la vez evite el desastre del ecosistema planetario y de los ecosistemas locales.

5-2.- Salvar la vida en el planeta y superar apropiación por clases
dominantes de la riqueza que es generada socialmente.
Superar la transhistoriedad de la apropiación por clases dominantes de la riqueza que es
generada socialmente, que ha estado presente en todos los modos de producción
que históricamente han existido junto a la lucha de clases, es necesario para salvar
la vida en el planeta. Las/los trabajadores y pueblos al superar el modo de
producción mercantil capitalista terminarán también con la transhistoriedad de la
apropiación por clases dominantes de la riqueza que ha sido generada socialmente
en todos los modos de producción anteriores al mercantil. Sólo con un modo de
producción, donde la producción de la riqueza sea social y la apropiación sea
social, se podrá terminar con esta transhistoriedad, con la explotación, con la
lucha de clases y se podrá salvar la vida en el planeta.
5-3.- Superar la enajenación y horizonte estratégico.
Las/los trabajadores y pueblos tienen que liberarse tanto de la enajenación
mercantil del modo de producción capitalista, como también de la enajenación
que han provocado las luchas durante los últimos doscientos años dentro del
modo de producción mercantil. Generar su propio modo de producción comunitario
donde el centro no sea el intercambio de mercancías, sino la producción de bienes
de uso y servicios para la vida, y a la vez, proteja los ecosistemas locales y el
ecosistema planetario. Generar la base material de la liberación y la vida, que supere
la base material de la explotación y la apropiación de la riqueza generada
socialmente. Esta nueva base material pondrá a los trabajadores y pueblos con la
cabeza arriba y los pies en la tierra. Es el modo de producción comunitario, para
transformarse en clase para sí, y a la vez la base material que vaya extinguiendo la lucha
de clases. Este debe ser el horizonte estratégico, que debe ser generado desde ahora
sin fases intermedias como ha sido la teoría y práctica de la revolución socialista.
5.4.- Nunca históricamente el motor del nuevo modo de
producción ha sido la lucha.
Las organizaciones comunitarias, ecologistas y por la vida, que han ido surgiendo al
margen del capital, como preámbulo de un nuevo modo de producción comunista y
sin clases, no están surgiendo de la contradicción entre el proletariado y la burguesía

como supusieron los creadores de la teoría de la revolución. Tampoco están surgiendo
de las luchas que se han dado y siguen dando dentro o por fuera de las constituciones
burguesas, pues todas ellas en última instancia apuntan a que se les reconozca un
mayor valor de su fuerza de trabajo o el reconocimiento de derechos para obtener otras
mercancías. Todas estas luchas históricamente han sido y seguirán siendo luchas
enajenantes y dentro del modo de producción mercantil. Y por ser luchas
mercantiles, a la vez profundizan la crisis de la vida en el planeta.
El materialismo dialéctico e histórico, ha dejado como legado que no es la
política lo que emancipa, sino la transformación de las formas de producir.
La propia burguesía empezó a gestar su modo de producción mercantil a partir del siglo
XV. Desde esa época hasta nuestros días la burguesía ha jugado un papel altamente
revolucionario en el desarrollo de su modo de producción. En el período del
feudalismo la burguesía no luchó contra el modo de producción feudal para generar
su nuevo modo de producción. Lo hizo en paralelo al existente por una necesidad
histórica que el modo de producción feudal no podía satisfacer. Eso le permitió
transformarse en clase dominante y en clase para sí. Vino la revolución industrial como
consecuencia del desarrollo del nuevo modo de producción y en ese momento histórico,
surge la necesidad de las revoluciones políticas que se producen en el siglo
XVIII, cuyo símbolo más representativo es la revolución francesa. Las luchas
independentistas de América Latina forman parte de ese mismo proceso
histórico, independientemente de que el desarrollo de las burguesías criollas del
continente americano haya tenido desde su gestación un desarrollo desigual y
dependiente, respecto de las burguesías europeas y los posteriores imperialismos que
surgieron durante los siglos XIX, XX y XXI. El propio surgimiento y desarrollo de
burguesía nos demuestra que, históricamente, las luchas han sido una
consecuencia y un complemento y no la causa que genera la necesidad del
nuevo modo de producción.
5.5 El nuevo modo de producción no necesita de programas y
plataformas de lucha.
La lógica de las organizaciones comunitarias no está relacionada con programas o
plataformas de lucha que le solicitan o exigen a las instituciones del capital un
mejoramiento del valor de su fuerza de trabajo o de sus derechos, como la vivienda,

la educación, la salud u otros servicios básicos, derechos de igualdad entre hombres
y mujeres, u otros derechos que han formado parte de las luchas de los últimos 200
años. Tampoco, si se quiere superar el modo de producción mercantil, se puede
seguir con el mito de la revolución socialista y, por ende, con la estrategia de
acumulación de fuerzas para la conquista del poder ni con la evaluación de
correlaciones de fuerzas en función de ese objetivo. Todas esas luchas han sido y
seguirán siendo enajenantes, pues no son creadoras ni generadoras de un nuevo modo
de producción. Trabajadoras/es y pueblos no requieren de programas ni de
plataformas de lucha peticionistas. El único «programa» que puede salvar la
vida en el planeta y superar la transhistoriedad de la producción social de la
riqueza y la apropiación por clases dominantes, es el nuevo modo de
producción generado comunitariamente y cuyos derechos sean resueltos
también comunitariamente.
5-6.- Materialismo dialéctico histórico y el nuevo modo de
producción.
En el proceso de generación del modo de producción por la vida y la superación de la
explotación, los trabajadores y pueblos pueden nutrirse de las enseñanzas del
materialismo dialéctico histórico como herramienta de autoeducación para la
liberación. Para que esto sea posible se hace necesario que se vayan liberando del
mercantilismo.
En el actual momento histórico, el nuevo modo de producción para salvar la vida en el
planeta es una necesidad histórica que al igual que hace más de 600 años no se puede
realizar dentro del antiguo modo de producción. Tiene que gestarse y desarrollarse
por fuera, no es luchando dentro de ese modo de producción, no es en contra, sino
construyendo y desarrollando el nuevo por fuera del viejo.
5.7 Los pueblos originarios forman parte de la generación del
nuevo modo de producción de las trabajadoras/es y pueblos del
planeta.
Como se ha señalado, en los pueblos originarios, antes de ser colonizados, hubo en su
propia historia, lucha de clases. Por otro lado, a partir de la colonización, se
introdujeron formas mercantiles de producción que siguen estando presentes en

sectores de los pueblos originarios. Por lo mismo, la generación de un nuevo modo
de producción tendrá que superar, al igual que otros sectores del pueblo, los
aspectos enajenantes que han estado presente en los últimos 200 años de lucha
Los pueblos originarios, al formar parte del conjunto de los trabajadores y pueblos que
están bajo el actual dominio del capital nacional y trasnacional y su modo de
producción mercantil capitalista, son parte del mismo proceso liberador. Forman parte
de la generación del nuevo modo de producción no mercantil, unidos y en coordinación
con los otros trabajadores y pueblos del planeta. Sin luchas autonomistas nacionales,
pues estas han demostrado ser parte y continuidad del desarrollo del capital y por lo
mismo de la enajenación.
Deberían generarse zonas geográficas donde su cultura y cosmovisión sean
respetadas e incluso integrarse a otras zonas geográficas que deseen adoptarlas.
Los pueblos originarios forman parte de esta necesidad materialista
histórica, son parte de todos los pueblos del planeta explotados y despojados
de sus tierras y de sus tradiciones culturales. Las cosmovisiones no son
contradictorias con un modo de producción sin apropiación de la riqueza
por clases dominantes. Por el contrario, pueden ser elementos importantes
para salvaguardar la vida en el planeta.
5-8 Dejar de lado los aspectos enajenantes de las luchas y
generar el nuevo modo de producción. Generar seres humanos
libres.
La enajenación está directamente ligada a las praxis de lucha de los siglos XIX, XX
y XXI. Su superación, en gran medida, será superada si trabajadoras/es y pueblos
dejan de luchar dentro del modo de producción mercantil capitalista y se concentran
en generar el modo de producción comunitario donde la producción y la apropiación
de la riqueza sea social y proteja la vida en el planeta.
Los factores que han favorecido enajenación mercantil en las/los trabajadores y
pueblos y que es necesario superar son:

  • Dejar de delegarle su representatividad a terceros.
  • Dejar de hacer peticiones de mercancías y derechos a las instituciones del
    capital

  • Dejar de luchar en las crisis cíclicas del capital. Por el contrario, aprovechar
    esas crisis para extender las formas comunitarias de producción no mercantiles
    por la vida.
  • Dejar de ser arrastrados a las luchas coyunturalistas de los partidos reformistas
    institucionales y revolucionarios. El coyunturalismo electoral ha sido uno de
    los factores que ha aumentado la enajenación.
  • No involucrase en luchas de carácter nacional o autonomistas.
  • Dejar de participar en luchas por acumulaciones de fuerzas que impulsan los
    partidos reformistas institucionales y revolucionarios.
    Los anteriores aspectos enajenan porque impiden desarrollar la praxis y el
    conocimiento de un modo de producción no mercantil. Son enajenantes porque dejan el
    conocimiento anclado en el modo de producción mercantil, para que se siga
    reproduciendo. Reafirma el conocimiento que le interesa prolongar en el tiempo al
    capital: es decir, el conocimiento de lo viejo que impide el conocimiento de lo nuevo,
    de lo liberador y desenajenante. En definitiva, no permite generar seres humanos
    libres.
    La desenajenación y el nuevo conocimiento por la liberación y la vida en el
    planeta solo se irán alcanzando en la medida que vaya surgiendo lo nuevo. Será
    un proceso materialista dialéctico e histórico, que solo se puede lograr junto al
    desarrollo del nuevo modo de producción. En este proceso desenajenante siempre se
    deberá tener en cuenta qué es lo dominante:
  • Si las formas comunitarias no mercantiles o las mercantiles;
  • Si las luchas autonomistas o la tendencia a unirse a formas comunitarias de
    producción por la vida de otros pueblos del planeta;
  • En el caso de los pueblos originarios si culturalmente predominan las
    cosmovisiones de protección de los ecosistemas locales y regionales o formas
    productivas extractivistas semejantes al modo de producción mercantilista del
    capital;
  • Si predominan los proyectos nacionales o los proyectos comunitarios que se
    van uniendo en una praxis común y en coordinación con otros proyectos
    comunitarios del planeta, dejando de lado las fronteras nacionales enajenantes;

  • Si predomina lo coyuntural enajenante o el horizonte estratégico y liberador
    por la vida;
  • Si segrega a los emigrantes o los integra a procesos comunitarios;
  • En definitiva, si predomina la lucha enajenante de 200 años que ha demostrado
    ser continuidad del modo de producción mercantil capitalista o la generación
    del nuevo modo de producción;
    Todo lo que tienda a la generación del nuevo modo de producción será integrador y
    desenajenante, generador de seres humanos libres. Por el contrario, todo lo que
    tienda a mantener las luchas del pasado al interior del modo de producción mercantil
    capitalista será desintegrador y enajenante.
    5.9 Superación de la democracia representativa y generación de
    una democracia directa, horizontal en permanente recambio de
    administración del nuevo modo de producción. Superación de
    las superestructuras institucionales representativas y
    transhistóricas de todos los modos de producción anteriores.
    La democracia representativa es burguesa. El centralismo democrático y las formas de
    representación que se dieron en la institucionalidad del socialismo real, heredaron la
    misma forma de representación del capitalismo.
    En el modo de producción mercantil capitalista, la democracia representativa adopta
    la misma lógica de la empresa, donde el dueño del capital es el que representa el supuesto
    bien del conjunto de las/los trabajadores. La democracia representativa es el traslado
    de la realidad de la empresa, que es funcional a la reproducción del capital, al conjunto
    de la sociedad, a través de los estados. Es una necesidad para mantener la dominación
    de las burguesías y los imperialismos sobre el conjunto de las/los trabajadores y
    pueblos del planeta. Los estados nacionales son la superestructura de esa
    dominación, que además mantiene divididos a trabajadoras/es y pueblos del planeta.
    La generación del nuevo modo de producción no requiere de formas
    representativas ni de superestructuras estatales pues su existencia es consecuencia
    de la existencia de la lucha de clases. El nuevo modo de producción que irá
    extinguiendo la lucha de clases, solo requerirá de formas de coordinación y
    administración horizontales y no piramidales como es el caso en la democracia

representativa y en las formas representativas anteriores al capitalismo. Sus
mandatos deberían ser temporales y revocables.

5.10 Defensa del nuevo modo de producción.
El nuevo modo de producción comunitario que ha empezado a surgir demuestra que
no será un proceso simultáneo en todo el planeta. Su desarrollo, será un largo
proceso de experiencias comunitarias de acuerdo con realidades específicas en lo
económico, social y tradiciones culturales en diferentes localidades y regiones del
planeta. Si en su desarrollo se hace necesaria su defensa, la lucha podrá ser necesaria
como consecuencia, y en complemento, para defenderlo y salvaguardarlo.
Por lo anterior, vale la pena reiterar, que la lucha nunca ha sido el generador de un
nuevo modo de producción: lo que históricamente ha generado un nuevo modo de
producción, es la forma de producir. Si una vez generado el nuevo modo de
producción comunitario no mercantil y por la vida, se hace necesaria su defensa, eso
es poner la dialéctica liberadora cabeza arriba y la lucha a su servicio.

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