Editorial: ¡Ni siquiera una «victoria moral» (Le Kahuin)

Difícilmente alguien podría cuestionar el que la paliza sufrida en las últimas elecciones chilenas por el “progresismo”, la “centro-izquierda” o, como quiera llamarse eso que en el fondo no es “ni chicha ni limonada”, fue tan rotunda, que ni siquiera da como para hablar de una “victoria moral”, como se dice habitualmente cuando se pierde un partido de fútbol o una elección.
Las consecuencias deberán pagarlas no sólo los que votaron por continuar el modelo impuesto por la dictadura, guardado y mantenido “bien calientito”, que bajo su fachada democrática podía ofrecer un regalito por aquí o una limosna más allá, sino también los que desde su miseria material, humana o cultural, piensan que “estábamos mejor, más seguros y en orden en tiempos de mi general”.
Como es normal en las circunstancias, alguien tiene que pagar los platos rotos de este terremoto.
Evidentemente, quien aparece en primera fila para recibir los combos, las patadas, los escupos y las chuchadas, es nuestro joven, bien amado, insigne, lúcido y amarillo gordito que, desde hace cuatro años, dirige la copia feliz del Edén desde La Moneda (al menos hasta marzo próximo).
Desde nuestra posición, pensamos que unirnos a la fiesta en que El Gordito hace de bombo, ahora, en que los hechos están consumados, es como ir a disparar contra una ambulancia o una carroza fúnebre.
Sin querer ser generales después de la batalla, podemos recordar que en tanto “anarquistas”, “nihilistas”, “troskistas”, octubristas y “ultrones”, como nos llamaban gentilmente nuestro amigos o parientes, nunca creímos en el Viejo Pascuero Boric y, bien por el contrario, durante estos cuatro años de nuestra existencia y de su gobierno, no fueron precisamente felicitaciones lo que le ofrecimos.
No por ser gordo o barbudo, o porque nos caía mal, sino porque, como muchos otros afines a la calificación que nos daban, pensábamos que desde su “maduración política” como diputado, se convertiría tarde o temprano en otro exponente más de los que negociaron la transición democrática con la dictadura, de los de la Concertación y de los de la Nueva Mayoría.

La alegria ya llega
Érase una vez, un joven promisorio, carismático, simpático, querido y bien amado líder estudiantil, pintado para ser un gran Presidente de la República , pero era el descendiente de dos familias: la Concertación y la Nueva Mayoría y, de ellas, su padrino y su madrina.

Algo que habría de confirmarse cuando, en tanto parlamentario no sólo implementó el llamado Acuerdo por la paz y una Nueva Constitución para desvirtuar y desmovilizar la revolución social, política y cultural que fue el movimiento iniciado en octubre de 2019, sino que dio al Estado las armas para reprimirlo a través de la llamada Ley Antibarricadas.
En cuanto a lo que nos espera a partir de marzo del próximo año, es seguro que no cabe hacerse ningún tipo de ilusiones y, tal como ya lo advirtió el “naziabundo”, “va a ser muy duro”.
En el plano internacional, este ya se integró, junto a Javier Milei en Argentina y a Rodrigo Paz en Bolivia, a la avanzada de la última versión de la llamada doctrina Monroe de Estados Unidos que, con la complicidad de los grandes empresarios que tendrán su parte, pretende apropiarse de las riquezas nacionales, ahora del litio o del petróleo en Venezuela.
No obstante, y a pesar de estas mascotas del imperio, y frente a la agresividad ya sin tapujos de parte de Estados Unidos, las dos mayores potencias latinoamericanas, México y Brasil, le están plantando cara y, desde Colombia, el presidente Gustavo Petro no ha vacilado en desafiar directamente al mismo Donald Trump.
En Chile, en 2019 nació un potencial revolucionario que está pendiente. Desde entonces el mundo ha ido cambiando fundamentalmente y, del mismo modo que los imperios como EEUU y Rusia, o la potencia colonial de Israel aumentan su agresividad, nacen por todas partes movimientos de resistencia, diversos y variados, pero con objetivos comunes:
Mayor libertad, justicia social frente al enemigo que es el sistema capitalista y su forma extrema, el neoliberalismo y el fascismo.
En este contexto, la resistencia que debe nacer frente a esta vuelta a la barbarie de la dictadura de Pinochet, que significará el gobierno de Kast, no tiene más opción que integrarse a la internacional de liberación e independencia, a nivel latinoamericano, como entre los pobres y oprimidos del mundo.

Portada Nº 20 de mayo 2023

Fuente: https://lekahuin.com/

Un comentario en “Editorial: ¡Ni siquiera una «victoria moral» (Le Kahuin)

  1. Me pregunto. Que hiciste tú , Yo, los cientos de grupos, -disculpen- grupusculos , que hoy » existen en este país. Más adelante la respuesta.

    Fácil , resulta , sacar las castañas con la mano del gato.

    yo, tu, y cuanto grupo

    » revolucionario » analiza, recrea, y lee la realidad , en la praxis , NO EXISTIMOS.

    sera necesario entonces hacer llamado a juntarnos a conversar, discutir, analizar nuestra realidad y mirar hacia el futuro.

    un año 2026, con unidad revolucionaria.

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