por José Miguel Carrera

Han pasado cinco años de su muerte, hecho que impactó a todos los revolucionarios del mundo, impresionante como le despidió su pueblo. Se habló de su obra en todos los noticieros, y a pesar que los grandes medios de noticias intentaron enlodar su nombre, se vieron obligados a mostrar las masivas muestras de cariño en todos los continentes desde que Raúl anunciara su partida.
Hay dolor en estas letras por la ausencia, era en vida un líder revolucionario, un padre, un ejemplo y un guía comunista. Nuestra generación fue privilegiada, creció identificando su imagen con los deseos de justicia y libertad. Su recuerdo es y será siempre sinónimo de unidad, consecuencia, valentía, amor al pueblo humilde, internacionalismo y de solidaridad combatiente.
Cuando ya éramos mayores, en la participación política activa, al observar y aprender de su vida, descubrimos que muchas cosas tenían una significación mucho más profunda, por ejemplo: que el valor de la palabra encomendada por un dirigente revolucionario se debe cumplir, que alcanzar la victoria en la lucha por la justicia social es posible si se tiene voluntad de vencer. Que muchos de nuestros líderes izquierdistas, estereotipos formados en nuestros deseos juveniles de aprender, en verdad no lo eran. Que mandar con el ejemplo es la verdadera forma de educar en política y que siempre debe existir un equilibrio en lo que se dice, con lo que verdaderamente se hace. Que una derrota, por muy dura que sea, es solo un combate perdido y no el fin de los sueños, y tampoco razón o justificación alguna para abandonar compromisos adquiridos. Por esas enseñanzas recibidas aprendimos, que esgrimir el “realismo político” para no seguir en la lucha frontal contra la dictadura, fue un abandono de principios, traición y cobardía.
Por supuesto que con más fuerza que nunca hacemos nuestra la definición de Revolución de Fidel, la misma que hoy su pueblo ejemplar sigue, por decidora y clara:
“Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.”
Somos agradecidos: Gracias por mostrarnos un camino. Por permitirnos ser combatientes internacionalistas y entregarnos tú mismo la Orden de Combate, por confiar que jóvenes militares chilenos como nosotros, podríamos cumplir con éxito una misión de la revolución cubana.Al designarnos para esa misión internacionalista en Nicaragua, quizás nunca imaginaste que nos estabas permitiendo además, cumplir el pedido de la gran escritora y revolucionaria chilena Gabriela Mistral, que en su tiempo pidió que jóvenes chilenos apoyaran al General Sandino, y que como pueblo chileno devolviéramos la mano solidaria que el mundo entero extendió a Chile, ante el impacto del golpe militar derechista que derrocó al gobierno de Salvador Allende en 1973. Nunca olvidaste nuestro aporte, lo escuchamos de palabras del comandante Hugo Chávez en una de las canchas del Estadio Nacional de Chile en un acto de unidad latinoamericana. En medio de su discurso, acompañado por los presidentes Evo Morales y Daniel Ortega, recibió una llamada tuya, le pedías que mencionara en su discurso, el respeto que debemos tener por los combatientes internacionalistas chilenos caídos en la guerra de liberación de Nicaragua y El Salvador.
Gracias Fidel por ayudar a unirnos después con nuestros compañeros que luchaban en el interior de la patria contra la dictadura que nos oprimía, gracias por entregarnos conocimientos y pertrechos para hacerlo. Gracias por no abandonarnos cuando otros si lo hicieron. Gracias por aconsejarnos a pensar que la tarea de la liberación es obra de todo un pueblo. Gracias por la humildad que nos inculcaste, por enseñarnos que en las tareas revolucionarias se debe decir siempre “nosotros lo hicimos” y nunca “yo lo hice”, porque todo es obra colectiva. Seremos siempre tus agradecidos y hasta que nos quede vida hablaremos de tus hazañas, junto a las de Raúl y de los jefes cubanos que nos trasmitieron sus conocimientos.Una vez dijiste en un discurso: “Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”, el pueblo cubano ha llorado tu partida, junto a miles de revolucionarios en el mundo, todos estos años.¡Qué tiemble la injusticia compañero Fidel, nos guía tu ejemplo!
Noviembre 25, 2021. Santiago de Chile.
(*) Internacionalista, Escritor, ex militante del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR).