¿Ante el descontrol armado del crimen organizado, solo queda la acción político-militar sin prejuicios?

Ganancias millonarias a través del gatillo fácil del crimen organizado.

«No creemos mitos en torno al crimen organizado, la mayoría de los jefes de estos grupos se encuentran en la carcel». Subsecretario del interior Manuel Monsalve. Al escuchar este argumento solo resta preguntarse: ¿ Las cárceles son tan buenas que logran regenerar a estos delincuentes o son un centro de conducción de aquellos criminales que aún se encuentran en la calle ?. La respuesta está justamente en el accionar de estas en calles y hogares que son violentados por organizaciones criminales armadas de distinta índole.

Mientras chile vive las confusiones y cansancios de un momento político constituyente, el crimen organizado y su violencia hacen la fiesta. Fiesta que se arrastra desde hace más de 6 años y que a muchos hace dudar y pensar, si existe realmente la voluntad de los Estados latinoamericanos y especialmente Chile, de enfrentar y acabar política y militarmente de raíz con las organizaciones delictuales extranjeras y nacionales que operan en el país. Pareciera que este desorden de cosas que ha generado el crimen organizado en estos últimos años, acomoda a ciertas élites politicas y empresariales, las que al parecer sacan múltiples dividendos de este tipo de situaciones, que lo único que logran, es mantener de rehenes a pobladores víctimas de todo tipo de delincuentes, narcotraficantes y empresarios corruptos. La gran mayoría de los Chilenos no ve soluciones a los asesinatos, robos, portonazos, encerronas etc. etc. viendo de este modo, cada vez que sufren un acto criminal, como todos sus esfuerzos de años caen en manos de verdaderos aparatos armados de la delincuencia, los que no escatiman en asesinar a la hora de obtener un botín de guerra.

Este titular no se debe pasar por alto. La invitación del gobierno de Piñera permitió que los delincuentes vieran la oportunidad y «la oportunidad hace al ladron«.

N0 podemos dejar pasar lo que ocurre hoy en el país en esta materia. Los vulnerables y sometidos de las periferias de chile son violentados día tras día, sin ninguna seguridad de que sus derechos serán resguardados ante una acción criminal, que hoy supera la ficción. Los asesinatos son pan de cada día y nadie le pone el cascabel al gato. Nadie pone atajo al control territorial que hace el crimen organizado en las poblaciones de este país.

Los pobres, los abandonados a su suerte, los del 80% versus los del 20% más rico, los que viven a díario esta realidad «patas para arriba» y que pone a esta clase social, la de los de abajo, cara a cara, frente a frente. Es decir, aquellos que ven en el crimen y el delito su salida de la pobreza versus aquellos que ven en el trabajo y el estudio la oportunidad de abandonar la miseria y que desnuda al interior de los territorios de mayor vulnerabilidad la existencia de una especie de guerra, un conflicto dentro de una misma clase social, de la cual hacen caso omiso los privilegiados de siempre, los que más bien pareciera la propician y luego hacen gárgaras con el tema del Narcotráfico y el crimen organizado. Son estos sectores sociales de mayores recursos los que con sus eufemismos y falacias crean una realidad que protege sus intereses de clase y desprotege a la clase más vulnerable y popular.

Prueba de lo anterior, es la escasa voluntad de exterminar al crimen organizado, del cual autoridades y policías conocen de sus guaridas y lugares de origen, desde donde ramifican su accionar asesino y delictual. Que el gobierno diga: «No estamos frente a ningún adversario invensible» es otra frase más de las tantas, pues si una organización criminal se da el lujo de amenazar y a la vez quedar impunes de sus dichos, demuestra que se necesita un accionar político, militar y policial, que este a la altura y lejos de prejuicios, ya que si no se pone un alto a esto hoy, chile será un polo de impunidad para las organizaciones criminales extranjeras y nacionales.

Así como los latifundistas de derecha, forestales y empresas extractivistas pregonan y gritan a todos los vientos la necesidad de reprimir al pueblo y a la nación mapuche, así de decididos deberían mostrarse con el tema de la corrupción y el crimen organizado, que es un problema transversal que nos afecta a todos, pero que al parecer a este sector de la sociedad no le interesa poner fin a gran escala, pues están más preocupados de sus pérdidas y ganancias, que de poner fin a aquellos grupos criminales que han contaminando a nuestros niños y jóvenes en las poblaciones más vulnerables del país.

Más que estar preocupados de una cámara más o una cámara menos de vigilancia, que por lo demás no sirven para nada y de los millones que se destinan para frenar el avance del crimen organizado, es imperativo que las fuerzas militares y policiales se dediquen a exterminar ya! este lumpen o lacra en poblaciones y territorios en los cuales operan, para que Chile pueda realmente hablar de un nuevo proceso político constituyente, pues si no se ataja esto ahora, pueden meterse la nueva carta magna donde mejor les quepa, pues al final de cuentas el país estará controlado por políticos y empresarios corruptos que junto al crimen organizado hacen y deshacen en las calles y hogares del pueblo chileno.

Columna: David Santiago Farías Delva

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