Desdolarización y el globalismo liberal a las urnas en Chile

Cristián Fuentevilla

Han pasado ya casi 4 años desde que comenzó el derrumbe de la cadena de negocios de la globalización unipolar. Una serie de estallidos sociales se desataron en diferentes periferias de occidente y de oriente. Las narrativas científicas de entonces encaminadas a develar la implosión económica de EE.UU señalaban claramente el inevitable camino de la desdolarización. Como era de esperar, los escenarios donde se generaban los denominados estallidos sociales eran sociedades altamente despolitizadas, como en Sudamérica, por consiguiente sobreideologizadas en razón de la saturación de contenidos y a la fragmentación de los tejidos sociales tras décadas de neocolonización liberal. Lo que por cierto define el escenario donde los nacionalismos liberales de la región marcan un punto de inflexión para la construcción del mito de la democracia representativa en la izquierda y la derecha como punto de resolución política.

La perspectiva multipolar a pesar de su estudiada representación no estuvo presente en las narrativas políticas nacionalistas. De hecho, hasta el presente carece de aceptación en la realidad del relativo nuevo sistema mundo. Las principales razones están presente en la sobreideologización de las lecturas del mundo bipolar, bajo la disputa de los tipos de sociedades de la denominada guerra fría. Otras razones se ajustan al nihilismo unipolar, su pesimismo ideológico en razón al sacrificio del desarrollo humano en las políticas económicas aplicadas desde el Consenso de Washington de los años 90 en adelante. En los hechos, los procesos de financierización se hicieron en procesos políticos, que en la periferia del occidente sudamericano logró generar procesos de transición del mundo bipolar al mundo unipolar: de las dictaduras sudamericanas de la guerra fría a consensos políticos que se midieron por la capacidad de colocar en sus universidades los problemas y los dilemas del poder de occidente bajos condiciones universalizantes.

Por de pronto, la proyección del poder global de EE.UU se basa principalmente en el control del dólar como moneda global 1 . Este control global aparece dinamizado por la “financierización” de la guerra en Ucrania. El punto es que las inversiones de capital en la guerra no sólo son armamento y tecnología asociada. Lo que inevitablemente trae aparejado un valor especulativo, en razón a cómo revienta esta burbuja en clave geopolítica. Pues, a juzgar por las élites financieras de occidente y su capital cognitivo, están quienes ven este proceso como una defensa civilizadora a todo el entramado ideológico del código liberal. Una especie de simulación virtuosa del colonialismo del siglo XIX y del XX, en Asia, Hispanoamérica y África. Mientras otros sectores de esta élite, tan propia de los sistemas bipartidistas de occidente, busca acelerar la ruina para competir con enemigos debilitados bajo las banderas del paganismo y la libertad. Por ejemplo, los ingleses se retiraron de la Comunidad Europea, no por acción de los votos. Sino porque tempranamente se vieron envueltos en la ruina, ante la inminencia del agotamiento de los combustibles fósiles, como escenario de largo alcance. Lo que ha demostrado el estado de salud de la democracia representativa en occidente, toda vez que con los mismos medios que se organizan las campañas electorales, se organizan también las revoluciones de colores.

Finalmente las fuerzas del globalismo liberal en la región sudamericana, con Brasil gobernado por Lula, buscan generar ciertos equilibrios entre la desdolarización y la propagación agresiva de EE.UU a la cabeza del mencionado globalismo liberal 2 . Una idea que parece torpe si consideramos los resultados del subimperialismo de Brasil en la bipolaridad del sistema mundo.

Por otro lado, en el Chile margen del océano pacifico sudamericano, también se aprontan las fuerzas globalistas liberales a reafirmar su posición subordinada en un llamado a votar por un nuevo derrotero electoral de carácter constituyente. Algo muy oportuno para los aliados de los chilenos o para esa élite que exporta materias primas en dólares y que se encuentra sobre-representada en términos migratorios y políticos en el siglo XX. De hecho, la narrativa oficial del nacionalismo en Chile son sus medios de comunicación, lo que paradojalmente es un gran
déficit cognitivo para cualquiera que entienda lo político y requiera militarizar la economía de un país. De hecho la “era portaliana” no sólo terminó físicamente con Diego Portales, también embarcó en sus ensayos republicanos a la ruina de los chilenos. Este proceso constituyente va a contrapelo para la clase política chilena y los nuevos cambios geopolíticos. Tan simple como hablar de multilateralismo entre quienes fueron hace un par de años Pro Sur. Y es que a juzgar por el entusiasmo electoral, parece que la mayoría de los chilenos no tiene intención de interrumpir a la clase política mientras esta se derrota a sí misma.

1 Escobar: La desdolarización se pone a toda marcha https://gatopress.news.blog/2023/05/02/escobar-la-desdolarizacion-se-pone-a-toda-marcha/
2 No dejes que el éxito de la desdolarización de Lula distraiga del fracaso de su “Club de la Paz” https://gatopress.news.blog/2023/04/28/no-dejes-que-el-exito-de-la-desdolarizacion-de-lula-distraiga-
del-fracaso-de-su-club-de-la-paz/

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